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Las graves consecuencias en Petroperú de la gestión de Hugo Chávez

Redacción Vigilante Publicado 6:45 pm, 21 marzo, 2022

Tras cinco meses en el cargo, el ahora ex gerente general, que se sentía protegido por el propio presidente Pedro Castillo, deja la petrolera estatal en una situación financiera crítica y en medio nuevas evidencias de corrupción. Y para colmo, su reemplazante es Jesús de la Torre, cercano a él y parte de su cuestionada y desacreditaba administración.

Hugo Chávez Arévalo deja el cargo, pero su salida no soluciona los problemas en Petroperú.

Por Alejandro Castro
Editor vigilante.pe

El cuestionado Hugo Chávez Arévalo tuvo que dejar el cargo de gerente general de Petroperú y el asiento que tenía en el directorio de la mayor empresa estatal del país, a los que se aferraba con uñas y dientes, en medio de una serie de denuncias y escándalos que marcaron sus cinco meses de gestión y que pusieron a la petrolera en una situación insostenible.

Hubo dos hechos que no dejaron opción al gobierno y obligaron al presidente Pedro Castillo a pedir la renuncia a Chávez Arévalo, que era un funcionario de su confianza y al que había respaldado varias veces, pese a los graves cuestionamientos que se le hacían.

El primero, los recientes desencuentros y enfrentamientos entre los ministerios de Energía y Minas (Minem) y Economía y Finanzas (MEF), como accionistas de la petrolera, acicateados por los varios reportajes periodísticos sobre actos de corrupción en la petrolera estatal. Para más señas, el Minem está en manos de Carlos Palacios, que fue funcionario del Gobierno Regional de Junín y es cercano a Vladimir Cerrón. El MEF lo dirige Oscar Graham, un economista independiente con experiencia y trayectoria en el sector público.

El más reciente escándalo en Petroperú, de este último domingo 20, tiene que ver con un audio que evidencia el direccionamiento de contratos. Pero los indicios de corrupción empezaron casi desde el inicio de la gestión de Chávez, en octubre del año pasado, cuando se supo de una reunión con Pedro Castillo en su despacho, a la misma hora en que estuvieron en Palacio Karelim López y el empresario Samir Abudayeh. Días después, una compañía de Abudayeh ganó una millonaria concesión con la petrolera estatal.

El segundo tema, aún más determinante en el desenlace, es la delicada situación financiera de Petroperú, que comenzó con la decisión de la consultora PwC de no auditar los estados financieros de Petroperú y luego, el 8 de marzo, con la rebaja de su calificación crediticia. Incluso, la agencia S&P lo hizo hasta el nivel especulativo o de ‘bonos basura’.

Esto tuvo consecuencias casi inmediatas. En los días posteriores a esta rebaja de nota, Petroperú perdió acceso a financiamiento. Varios bancos nacionales e internacionales le cortaron líneas de crédito por cerca de US$1,500 millones. A ello se sumó el rechazo de otras empresas auditoras para revisar los estados financieros de la petrolera estatal, sobre todo por el riesgo que implica la poca transparencia que tiene la compañía.

Esto hizo que el MEF expresara su preocupación como accionista del 40% de Petroperú y se opuso a darle su respaldo al directorio y a la administración de Hugo Chávez, como pretendía en Minem, que tiene el 60% de la empresa. El sábado 19 de marzo, Chávez se reunió con el presidente Pedro Castillo en Palacio, a donde acudió con el gerente de corporativo de Finanzas de la petrolera, Fernando de la Torre.

Este lunes 21 de marzo, De la Torre fue designado como nuevo gerente general en reemplazo de Chávez Arévalo por el directorio de Petroperú. Es decir, es un cambio de nombres pero no de estilo de gestión, porque viene de la misma administración cuestionada, deslegitimada y poco transparente. A ello se suma que Jesús de la Torre habría sido el autor de la ya famosa cláusula de confidencialidad que hizo que Price Waterhouse Cooper rechace auditar los estados financieros de la empresa.

Así será difícil que la petrolera estatal pueda salir de la crisis en la que está sumida, lo que pasa, primero, por reconstruir su credibilidad, que no será fácil, porque implica convocar a técnicos de primer nivel y de trayectoria intachable que proyecten confianza a los agentes financieros para que, de a pocos, se logre revertir las bajas calificaciones.

En paralo a este proceso, es urgente para Petroperú reactivar su capacidad para levantar capital de trabajo para sus operaciones diarias. Las alarmas están encendidas, porque fuentes de la compañía advierten que la semana pasada no se han podido pagar las facturas de varios de sus proveedores, debido a que los bancos han “reducido sus líneas de crédito”, sobre todo a aquellos que venden combustibles, lo que incrementa el riesgo de que la petrolera estatal no pueda abastecer al mercado nacional.

Es fundamental que estos temas se atiendan con sentido de urgencia por la salud financiera de Petroperú, que tiene una deuda creciente con los bonistas y con los bancos que han financiado la nueva refinería de Talara, que asciende a unos US$4.300 millones y que el gobierno no tiene cómo pagar.

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