Fenómeno El Niño: el desastre que se avecina no es político
El gobierno peruano asignó un total de S/ 2,492,476.410 para la gestión de desastres y emergencias en el 2023, de los cuales el 73% está destinado a inversiones (equipos, maquinarias, activos fijos, diques, defensas ribereñas, etc.). De este monto, el 67% está en manos del gobierno nacional, seguido de los gobiernos locales con 19% y finalmente gobiernos regionales con 14%.
Bueno, aunque el mundo entero sabe que El Niño Global se avecina y tendrá un impacto muy fuerte en el clima de amplias regiones del planeta, en lo que va del año (al 21 de julio 2023) el gobierno nacional ha ejecutado solo el 46.4% de su presupuesto, los gobiernos locales el 31.7% y los gobiernos regionales el 30.4%. Esto no es suficiente.
Además, cuando ponemos la lupa en las regiones y su ejecución, lo extraño es que las regiones que deberían usarlo más rápido están al final del ranking (ver tabla). Tumbes, región que siempre es afectada notoriamente por El Niño está en último lugar en ejecución presupuestal con solo un 4.5% de avance. Algo inaceptable, increíble, casi absurdo. Tanto dinero proveniente de los impuestos de los contribuyentes, de las empresas formales, de los ciudadanos de a pie, y qué poco compromiso de parte de la burocracia estatal.
¿Alguna salida para solucionar este problema? Quizás la Autoridad de Reconstrucción con Cambios (ARCC) pueda darnos algunas luces. La ARCC cuenta con un presupuesto de S/ 4,433,049,375 para el 2023 de los cuales ha ejecutado el 51.4% al 22 de julio. La mayor parte del presupuesto (59%) se destina a la gestión de desastres y emergencias. La ARCC tiene un alcance de inversión en 9 regiones: Lima, Ancash, Piura, La Libertad, Lambayeque, Ica, Tumbes, Cajamarca y Huancavelica.
En junio de 2023, el Contralor General de la República afirmaba: «De los 25 mil millones de soles asignados al proceso de la RCC, se ha gastado 21 mil millones y se han hecho obras. Hay más de 9 mil obras en ejecución y 5 mil ya se han terminado. Lo que no se ha hecho es la solución de los problemas integrales en el manejo de las cuencas, en eso prácticamente no se ha avanzado nada, como las defensas ribereñas, las represas, la reforestación, entre otros».
Es decir, la ARCC también ha escapado de estos proyectos de prevención y ha atendido aquellos que resolvían problemas inmediatos. El camino es claro, en los siguientes meses, ya sea bajo la ARCC o bajo los presupuestos asignados desde el MEF a ministerios, gobiernos regionales y locales, se debe priorizar todos aquellos proyectos de infraestructura preventiva de desastres naturales. Si no, el desastre que tendremos no será ni político, ni electoral, ni social, sino ambiental y por lo tanto económico y humano.