Lo que no sabes de la “Toma de Lima”: esta es la voz de los comerciantes

Ahora la realidad es otra. Un grupo de protestantes lleva a cabo, gran parte de manera violenta, la movilización llamada “Toma de Lima” para reclamar la salida de Dina Boluarte, el cierre del Congreso, nuevas elecciones y una Asamblea Constituyente, pero hay otro grupo de peruanos que también están “tomados” a la fuerza por esta situación. Lo confirman una vendedora de útiles escolares, un vendedor de pollo, una vendedora de ropa, un vendedor de marcianos, una vendedora de café.

Centro de Lima. Cruce avenida Abancay con avenida Cusco. Martes 24 de enero. 10 de la mañana. En un escenario de tranquilidad,  la zona estaría rebasada por miles de ciudadanos de todas partes del Perú que llegan para realizar compras o ventas en Jirón de la Unión o en Mercado Central. Esta zona es uno de los puntos de comercio más importantes de Lima. Los pasos apurados, los gritos de los jaladores de colectivo, el olor a emoliente y a papa sancochada eran la regla.

Ahora la realidad es otra. Un grupo de protestantes lleva a cabo, gran parte de manera violenta, la movilización llamada “Toma de Lima” para reclamar la salida de Dina Boluarte, el cierre del Congreso, nuevas elecciones y una Asamblea Constituyente, pero hay otro grupo de peruanos que también están “tomados” a la fuerza por esta situación. Tiendas cerradas. Los comerciantes sin ventas. Calles casi vacías. La razón de esta situación es una sola: la ola de violentas protestas han paralizado el comercio en la zona. Lo confirman una vendedora de útiles escolares, un vendedor de pollo, una vendedora de ropa, un vendedor de marcianos, una vendedora de café.

ESTOS SON LA OTRA CARA DE LA TOMA DE LIMA

León, comerciante avícola en Mercado Central:

“Necesitamos tranquilidad y estabilidad. Con eso todo ganamos. Todos estamos afectados ahora. El comercio está paralizado por las protestas. Los que vamos a perder con esto somos todos. Así seas rojo, negro, amarillo, blanco, indio, chino, todos. Déjense de sonseras, de hablar de que eres derechista, izquierdista. Acá todos somos peruanos. Si todos perseguimos un bien común que es beneficiarnos, tener estabilidad económica, progresar, sobresalir. Pero creo que el actuar de los que protestan es que haya mediocridad, pobreza”.

Rosa, vendedora textil en Mercado Central:

“Está terrible la situación. Las ventas han bajado. Vengo desde Ventanilla y hay mucho tráfico porque hay protesta por todos lados. Todo está enrejado. Nos ha afectado bastante. Hoy va a haber protesta. Yo como vendedora tengo que tratar de vender 2 o 3 prendas porque de ahí sale mi sueldo. Hay que hacer algo para vender. La gente quiere que se vaya o cierren el Congreso, pero no es así. El gobierno y la presidenta deben explicar que hay un proceso. No es que hoy la boten y mañana ya se resuelve. El público no sale por las manifestaciones y no llega gente a Lima a hacer sus compras”.

Vendedor ambulante en el Centro de Lima:

“Necesitamos tranquilidad y proteger al pueblo. La gente viene a hacer, a malograr las cosas, a interrumpir los negocios. Todos los días salgo a vender para que mis hijos estudien. Así como está, no se puede trabajar. Antes vendía 100 marcianos, ahorita vendo 40 o 30. Es una gran diferencia”.

Margot, microempresaria cafetera en el Centro de Lima:

“Le pediría al gobierno que haya una solución. Los perjudicados somos nosotros. Los pequeños empresarios no tenemos ingreso y nos perjudica. No hay gente en la calle. Antes estaba lleno de personas, pero ahora no hay nada”.

Vendedora de útiles escolares en Mesa Redonda:

“No estoy de acuerdo con las marchas violentas porque atrasan la economía. Desde que Castillo dio su golpe de estado nos atrasó. Fracasamos en ventas en Navidad. Ahora todo este mes de enero que siguen la protesta han dañado la venta de útiles.  No tenemos público, el pequeño grupo que viene es porque los chicos bajan 2 o 3 cuadras a jalar a sus clientes. Los alquileres son altos y las deudas no se pagan solas”.

¿CUÁNDO RECRUDECIÓ LA CRISIS?

Desde el inicio del 2022, el expresidente Pedro Castillo intentó fortalecer su estrategia para evitar que las investigaciones en su contra avancen. Para ello utilizó un discurso de división que fue fortalecida con las arremetidas de sus aliados como Aníbal Torres, Betssy Chávez, Guillermo Bermejo y otros.

Entre sus últimos intentos, hechos en noviembre, Castillo convocó a un grupo de radicales en Palacio de Gobierno para “dialogar”, pero lo que en realidad tenía entre manos era buscar un respaldo regional para evitar que se le cierre el camino producto de las investigaciones fiscales. Días después de la reunión, estos personajes llevaron a cabo la primera “Toma de Lima”.

El 7 de diciembre, Castillo realizó un golpe de Estado que no tuvo el respaldo de ningún poder del Estado, menos de la Policía o Fuerzas Armadas. Sin embargo, la distorsión que realizó una facción de congresistas sobre los hechos generó que se inicie una ola de protesta que han paralizado todo el país y que viene impactando en la economía de las familias de todo el Perú.

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