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Castillo y aliados aprovechan ola de protestas para impulsar una Asamblea Constituyente

Redacción Vigilante Publicado 5:56 pm, 12 Diciembre, 2022

El expresidente Pedro Castillo intentó durante su gestión impulsar una Asamblea Constituyente, sin embargo, al no lograrlo también utilizó el golpe de Estado para instaurar una nueva Constitución. A su pedido se suman voces de congresistas que, en vez de solucionar la crisis social que afronta el país, solo azuzan y exigen una nueva Constitución.

A pesar del golpe de Estado que perpetró, Castillo insiste en una Asamblea Constituyente.

No les importa nada. La intención de Pedro Castillo, y de sus aliados de izquierda, de impulsar a como dé lugar una Asamblea Constituyente se hizo real cuando el expresidente dio un golpe de Estado y disolvió el Congreso. A su decisión sumó la implementación de un Congreso “con facultades constituyentes para elaborar una nueva constitución en un plazo no mayor de 9 meses”.

De inmediato, las bancadas aliadas al gobierno golpista comenzaron a pedir el adelanto de las elecciones y convocar a una Asamblea Constituyente afirmando que el real motivo era el “sentir popular”. Sin embargo, al no lograr que su voz tenga presencia en el Congreso, pidieron que el pueblo salga a exigir el cambio de Constitución y la destitución de Dina Boluarte al cargo de la Presidencia. Tras estos pedidos, se vienen registrando, en varias zonas del país, protestas que han escalado con el bloqueo de carreteras, la toma de aeropuertos, la quema de comisarías y otros actos de vandalismo que, hasta el momento, cobraron la vida de cuatro personas.

Cabe recordar que no es la primera vez que Castillo intentó instaurar una Constituyente, pero se encontró con un bloque democrático que le cerró el paso. En mayo de este año, la Comisión de Constitución y Reglamento del Congreso decidió, por mayoría, archivar el proyecto de ley que presentó el presidente Pedro Castillo para realizar una consulta ciudadana en las elecciones regionales y municipales 2022 para establecer una Asamblea Constituyente encargada de redactar una nueva Constitución Política.

A ello se suma que a lo largo del 2022 se realizaron varias encuestas de opinión a nivel nacional, en zonas urbanas y rurales, y en ninguno de estos estudios aparece como una preocupación central de la gente una asamblea constituyente o un cambio de constitución. De hecho, las principales preocupaciones de los peruanos, según Ipsos, figuran la lucha contra la delincuencia y la inseguridad ciudadana (54%); la generación de empleo y la reactivación económica (46%); la lucha contra la corrupción (44%); la reducción de la pobreza (30%); y la lucha contra el COVID-19 (28%). Sin embargo, nada ello fue impulsado por el gobierno de Castillo.

Además de inestabilidad política, incertidumbre jurídica y el riesgo de que se instaure un régimen autoritario, la intención del gobierno de instalar una constituyente implicaría un alto costo para el país de al menos S/450 millones, si tomamos como base el presupuesto anual del actual Congreso, ya que la iniciativa del Ejecutivo señala que la asamblea será una especie de réplica del Parlamento.

A pesar de la grave situación, a Pedro Castillo solo le importa recuperar el poder y promover una Asamblea Constituyente.

¿CUÁLES SON LOS MITOS ALREDEDOR DE LA CONSTITUYENTE?

Los aliados de Castillo afirman que necesitamos una nueva Constitución para combatir la corrupción. Sin embargo, esto es falso. Si bien la corrupción genera una pérdida de S/23 mil millones al año, esta se combate aplicando políticas públicas sólidas, transparentes y fortalecimiento los sistemas de control y justicia.

Otro argumento que utilizan es afirman que una nueva Constitución para tener mayor estabilidad política. Sí, se requieren cambios sustanciales en el tema, pero no una nueva Constitución, pues algunas reformas pueden ser un sistema bicameral, la reelección de congresistas y gobernadores, y aplicar la descentralización.

También se argumenta que una nueva constitución a garantizar el derecho a la educación. Sin embargo, hay que recordar que este derecho ya está en la Constitución y que, además, existen leyes e instituciones que tienen el fin de garantizar la calidad educativa. Así, solo hace falta una mejor gestión pública.

Por otro lado, se remarca que una nueva constitución es necesaria para cambiar el modelo económico que solo trae desigualdad. Pero esto es falso, puesto que desde 1993, la economía peruana ha crecido un promedio anual de 4.8% y desde el 2006 la desigualdad disminuyó constantemente hasta llegar a 41.5%, según INEI.

Otro punto que se trata de impulsar con una nueva constitución es “combatir monopolio”, pero el artículo 61 de la Constitución ya establece que no están autorizados los monopolios. “El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas”, detalla el documento.

Finalmente, basta darle una mirada a Venezuela y recordar cómo una asamblea constituyente derivó en un régimen autoritario que ha causado una de las crisis migratorias y de derechos humanos más graves de la historia reciente.

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