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Elecciones en Brasil: De la imprecisión de las encuestas al balotaje entre Bolsonaro y Lula

Redacción Vigilante Publicado 7:24 pm, 3 Octubre, 2022

La diferencia de 5,2 puntos porcentuales entre ambos fue bastante menor de lo que proyectaron las encuestas. Analistas apuntan que el presidente actual sale fortalecido de este primer round electoral, porque su partido ganó la bancada más numerosa en los últimos 24 años y prevén una segunda vuelta aún más polarizada.

Bolsonaro y Lula se medirán en una segunda vuelta de pronóstico reservado.

Sorpresas en las elecciones en Brasil. Contra todo pronóstico, el presidente Jair Bolsonaro y su rival electoral, Luiz Inácio Lula da Silva, se medirán en una segunda vuelta el próximo 30 de octubre.

Hay dos hechos que refleja la votación del último domingo 2 de octubre. Por un lado, la profunda polarización en la que se encuentra sumido el país y, por otro, que las encuestadoras volvieron a mostrar un gran margen de error en sus proyecciones durante la campaña.

Sérgio Etchegoyen, exministro de Seguridad de Brasil, cuestionó que las empresas de estudios de opinión se equivocaron “tremendamente”.

“Tienen que dar una explicación porque se hizo un juego combinado: mientras muchos de la prensa apuntaban con un dedo a los militares de golpistas, había encuestas que daban ganador a Lula en primer turno (…) ¿Dónde están los golpistas? ¿Dónde está la violencia? ¿Dónde está la victoria en primera vuelta”, dijo en Infobae el militar retirado.

Agregó que con los resultados electorales, “Bolsonaro sale muy fortalecido”. “Primero, porque venía siendo masacrado por la prensa y las encuestas. Segundo, por las victorias de gobernadores y senadores en estados clave”, apuntó.

Según analistas, una primera conclusión es que las encuestadoras no midieron una porción de votantes de derecha de Bolsonaro, quien en la primera vuelta de 2018 también recibió un porcentaje de votos válidos mayor a lo que proyectaron sondeos previos.

Bruna Santos, analista del Instituto Brasil del centro de estudios Wilson Center, también sostuvo que “el bolsonarismo ganó este primer asalto”. “Llega con más fuerza al Congreso y al Senado. Por no hablar de la ampliación de la base de apoyo con los gobernadores estatales. Habrá una segunda vuelta en un ambiente radicalmente polarizado”, dijo a la agencia AFP.

Según las cifras oficiales, Lula logró 48,4% de los votos en la primera vuelta y quedó primero; Bolsonaro obtuvo 43,2% y es el único presidente brasileño que llega a un balotaje con menos apoyo que su rival.

El problema está en que la diferencia de 5,2 puntos porcentuales entre ambos fue bastante menor de lo que proyectaron las encuestas, que ubicaban a Lula con una ventaja de hasta 14 puntos sobre Bolsonaro y con chances de superar la mitad de los votos válidos y evitar el balotaje.

En 2018, Bolsonaro fue electo en medio de una fuerte crisis económica y política en Brasil, y grandes escándalos de corrupción que involucraron al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y sus aliados en el gobierno. Su triunfo en aquel entonces fue visto fue visto como consecuencia del desencanto popular con la clase política.

“Sorprendió en 2018 y vuelve a sorprender ahora con una nueva demostración de fuerza electoral de la extrema-derecha brasileña y no solo del propio Bolsonaro”, sostuvo en la BBC el historiador Sidney Chalhoub, profesor de la universidad estadounidense de Harvard.

De hecho, el Partido Liberal (PL), al cual Bolsonaro se afilió en noviembre del año pasado, se aseguró 98 diputados federales en una cámara de 513 y tiene así la bancada electa más numerosa de Brasil en los últimos 24 años. El PL también tendrá la mayor bancada en el Senado.

Es un salto enorme para un partido que en las elecciones de 2018 solo sacó 33 diputados y tenía entre sus figuras más notorias al exfutbolista Romario y a un payaso conocido Tiririca.

En tanto, el PT de Lula, que se erigió como la mayor fuerza política brasileña en lo que va de este siglo, obtuvo 76 asientos de diputados, que implica 20 más que en el actual Parlamento.

A ello se suma que los candidatos a gobernador aliados a Bolsonaro ganaron en los tres estados con más votos del país: el de Sao Paulo irá a un balotaje con un rival del PT, mientras los gobernadores de Minas Gerais y Río de Janeiro fueron reelectos en primera vuelta.

En el caso de Río, ganó Claudio Castro, en cuya gestión ocurrieron tres de las cinco operaciones policiales más mortales en las favelas pobres de la ciudad. En ese grupo también destaca la elección como senador de Paraná del exjuez Sergio Moro, quien encabezó el juicio por corrupción contra Lula, que incluyó su reclusión.

Por zonas geográficas, Lula sacó un amplia ventaja en los estados del noreste, mientras en los del sureste más rico, Bolsonaro venció por mayor margen.

El presidente recibió un respaldo importante entre la clase media de las ciudades; Lula tuvo un apoyo esperado de los votantes más pobres, pese a que Bolsonaro aumentó la ayuda económica en los últimos meses en estos sectores.

El respaldo al actual mandatario también puede resultar sorpresivo si tenemos en cuenta lo controversial que ha sido su gobierno. Por ejemplo, Bolsonaro generó temores de una crisis institucional al participar de actos contra al Congreso y cuestionó sin pruebas la fiabilidad del sistema electoral.

Además, minimizó el peligro de la pandemia, pese a que Brasil se volvió además el segundo país del mundo con más muertes registradas por Covid-19 (más de 686 mil, solo detrás de EEUU). Millones de brasileños cayeron en la pobreza y el país entró en recesión el año pasado.

En contraste, el apoyo electoral de Lula se puede explicar en gran medida por el recuerdo que tienen sus votantes del período en que gobernó (2003-2010), gracias a una bonanza económica impulsada por altos precios de las materias primas, por encima incluso de los casos de corrupción en los que estuvo implicado.

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