Pedro Castillo y su premier insisten en discurso para incitar odio y división entre peruanos
El presidente y Aníbal Torres pasaron del proselitismo y populismo en los Consejos de Ministros Descentralizados a azuzar en Palacio a grupos afines para que salgan a las calles en defensa de un gobierno cercado por denuncias de corrupción. La finalidad sería promover movilizaciones para cerrar el Congreso.
Irresponsables. El presidente Pedro Castillo, el premier Aníbal Torres y los ministros más obsecuentes del gabinete han acentuado una peligrosa estrategia, no solo para victimizarse y arremeter contra la prensa, el Congreso y la Fiscalía ante las investigaciones por organización criminal que afronta el mandatario y su entorno más íntimo, sino que además han insistido en incitar el odio y el enfrentamiento entre peruanos con discursos flamígeros que lindan con la sedición.
Ya desde los primeros indicios de corrupción, que se evidenciaban en cuestionadas designaciones y en el caso Sarratea, Castillo quiso responsabilizar de sus acciones a terceros, al alegar que no aceptaban su triunfo en las urnas por su origen rural. Luego pasó a realizar una serie de consejos de ministros descentralizados con la supuesta finalidad de recoger las demandas del pueblo, pero que en realidad fueron actos de proselitismo y demagogia en los que se promovía el cierre del Congreso y el cambio de Constitución.
Pero ya acorralado por las denuncias de corrupción y con una sexta investigación fiscal en curso, Castillo arreció su estrategia de victimización y ataque, para la cual usó a grupos afines como ronderos y sindicalistas, a los que lleva a Palacio, y junto al premier y algunos de sus ministros, los azuza para que salgan a las calles y defiendan a su gobierno.
Lo más reciente fue la ceremonia nocturna que sostuvo el jueves 11 de agosto con bases sociales de diferentes regiones del país ante las que se lavó las manos de los casos que lo implican y afirmó que no hay pruebas de los delitos que se le imputan. Además, llegó al punto de usar a su propia familia como centro de los ataques, al aducir que quieren dejar a sus hijos “huérfanos”.
“Ante tantas acusaciones que se hacen y como no tienen las pruebas, se han ensañado en crearlas y construirlas, quieren hacer ver ante el país que tengo incluso otras cuentas bancarias. Las únicas cuentas que tengo son el trabajo y lealtad con el pueblo peruano (…) Mientras que ellos tienen una agenda para desestabilizar al gobierno, mientras que para mañana van a seguir quebrando a mi familia. Van a querer dejar a mis hijos huérfanos, nosotros vamos a seguir empeñados en trabajar”, dijo.
En la misma línea, el principal escudero del mandatario, el premier Aníbal Torres sostuvo que defiende “al Gobierno y al pueblo con la verdad, no con falsedades”.
«El pueblo dice ‘cierren el Congreso’, ¿le voy a tapar la boca al pueblo? El pueblo dice ‘asamblea constituyente’, ¿le voy a tapar la boca?», se preguntaba el jefe del gabiente, que hace una semana hizo el amague que renunciaba a su cargo, pero volvió recargado para arremeter contra la institucionalidad del Parlamento.
Un día antes, Torres además, de manera irresponsable, incitó a la violencia y al enfrentamiento entre peruanos, lo que fue criticado por los sectores políticos y sociales, debido a que esas posturas lindan con un intento de golpe de Estado en plena crisis económica.
“Si cada uno, con esa energía que tienen, con esa capacidad que tienen, con esa voluntad que tienen para defender sus intereses, los intereses de sus hijos y de los hijos de sus hijos, con esa voluntad trajeran a Lima 50 personas cada uno. Lo harían arrodillar a los golpistas, los obligarían a los golpistas para que tengamos una Constitución que beneficie a todos los peruanos y no solamente a una determinada clase, a un sector del poder económico”, dijo.
ATAQUES Y MÁS ATAQUES
Como mencionamos, no es la primera vez (y seguro tampoco será la última) que el presidente recurra a un discurso de odio y división. «Es grave y deberíamos estar preocupados de que el presidente, el premier y los ministros usen sus cargos públicos, los recursos y el aparato comunicacional del Estado para hacer proselitismo con el objetivo de blindar al mismo presidente de las investigaciones por corrupción», sostiene la analista Yesenia Álvarez
El 28 de abril, desde Ucayali, Castillo señaló que hay “gente que busca ponerle etiquetas y montan cosas para ponernos clichés de corruptos (…) En todos los rincones del país tenemos que estar abiertos al pueblo. No tenemos temor a eso porque somos de abajo, somos uno más de ustedes. No tendremos temor a esos titulares que se mastican a medianoche”.
El 7 de agosto, el presidente le dio un ultimátum al Congreso y afirmó que les “tiende la mano por ultima vez para que todas estas fuerzas políticas agendemos un consenso por la democracia”. “Exhorto al pueblo peruano que de seguir soportando cuestionamientos, luego de un año y en el marco del respeto a la democracia, voy a sentirme obligado a hacer una cruzada nacional junto con el pueblo peruano para defender el gobierno”, amenazó.
A ello se suma cómo Castillo y Torres juegan en paralelo para crear un escenario de división mucho más fuerte. En un breve recuento, por ejemplo el 17 marzo, el premier afirmó que está en contra de que exista el Tribunal Constitucional. Tres días después, afirmó que la prensa “esta creando una ficción pues se difama, que engaña, que desinforma, y eso es dañino para la formación de nuestra niñez, de nuestra juventud, y para la formación de nuestra propia gente, de nuestros propios ciudadanos”.
Ya en abril, Torres aseguró que «algunos reclaman el cierre del Congreso”. “El presidente les hará algún anuncio al respecto (…) La Constitución sí señala los mecanismos para el cierre del Congreso. Señores congresistas, nosotros no hemos hecho uso de esa facultad, pero equitativamente se debería terminar con el tema de la vacancia presidencial por incapacidad moral. Una parte del Parlamento impide trabajar», sostuvo.
En mayo, afirmó que si el gobierno de Castillo cae, caen todos los pueblos. “El que tiene complejo de superioridad es un asco. Es una persona asquerosa, despreciables, una persona que hace mucho daño a la comunidad. Esos ladrones que nos robaron en los gobiernos anteriores, ahora están detrás de la vacancia de Castillo porque perdieron la mamadera de 200 años. Si Castillo cae, caen todos los pueblos y las consecuencias no las sabemos”, afirmó.
MINISTRO NO PASA PIOLA
La situación de división no solo nade de los dos principales rostros del gobierno, sino también del ministro de Justicia, Félix Chero, quien sostuvo que el cierre del Congreso “es una posibilidad”. “Es una medida habilitante que nos da la Constitución, pero nunca ha estado en nuestros planes usarla ni tampoco está en la agenda en este momento ni del presidente ni del Ejecutivo”, argumentó.