Petro usa el “método Pedro Castillo” para victimizarse ante escándalo político en su gobierno
El presidente Gustavo Petro insistió hoy, en una marcha poco multitudinaria, en que los sectores judiciales y políticos de Colombia están en su contra lanzando ataques para frenar sus iniciativas y afirmó que existe un “golpe blanco”, una especie de plan macabro de todos contra Petro: «Una vez tumben las reformas, piensan destruirlo (Petro) en la Comisión de Acusaciones para hacer exactamente lo mismo que se hizo en el Perú, es decir, llevar el Presidente a la Cárcel y cambiar al gobierno por un nuevo presidente no elegido por el pueblo que sería el que vayan a elegir el semestre entrante como presidente del Congreso de la República. Se llama eso un golpe blando, es un golpe de Estado, es un golpe contra la voluntad popular».
Se hace evidente que Petro busca afianzar su gobierno en una falsa narrativa, la misma que utilizó Pedro Castillo para, finalmente, darle el golpe a la democracia peruana. Pero su discurso no solo quedó allí, sino que golpeó la libertad de prensa afirmando que la Revista Semana, medio que difundió los audios, maneja al Cuerpo Técnico de Investigación que allanó las oficinas de la Presidencia.
El escenario político podría llevar a Petro a dar cuentas a la justicia, pero antes, tal como ocurrió en Perú, se abre la pregunta: De verse arrinconado, ¿Colombia se estaría ante un posible golpe de Estado perpetrado por Petro?
PEDRO CASTILLO Y EL FALSO “LAWFARE”
Una vez conocidas las irregularidades en el gobierno de Pedro Castillo (el despacho clandestino de Sarratea, designación de personajes oscuros en los ministerios, presunta organización criminal en Palacio, etc.) la Fiscalía decidió investigar al expresidente, logrando que los colaboradores eficaces se presenten para declarar sobre la corrupción en el gobierno.
Mientras esto ocurría, Castillo se victimizó mediante los Consejos de Ministros Descentralizados, atacó a la prensa, a la Fiscalía y a varios congresistas, acusándolo de querer sacarlo del poder. En tanto, el sector político de izquierda, que aún respaldaba a Castillo, comenzó a denunciar un “lawfare” en su contra con el único objetivo de derrocarlo.
Sin embargo, este argumento quedó anulado por el propio Castillo, quien al verse arrinconado decidió dar un golpe de Estado, disolviendo el Congreso y “reorganizando” la Fiscalía, el Poder Judicial y otras entidades. La intención no le duró ni 24 horas, pues fue vacado por el Congreso y capturado por la justicia. A pesar de que los abogados y políticos que defienden a Castillo afirmaron que el golpe fue un “hecho atípico”, hoy se conoce del documento que tenía preparado el exmandatario para concretar su golpe antidemocrático.