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3 razones por las cuales el Estado es un mal empresario, según Tudela

La congresista Adriana Tudela abordó la problemática que afrontan las empresas publicas y brindó tres explicaciones por las que estas terminan por perjudicar al Estado. "Una empresa publica puede operar en pérdida y el Estado siempre va a tener de donde sacar más dinero para que esta siga funcionando a pesar de que este en pérdida", señaló.
Redacción Vigilante Publicado 11:49 am, 26 Diciembre, 2022

El rotundo fracaso de Petroperú, entidad que recibió un millonario salvavidas del Estado para no quebrar, abrió las puertas para el debate y análisis sobre el rol que cumplen las empresas estatales existentes en el Perú. Lo sucedido con la empresa petrolera es una de varios casos que ocurren con este tipo de empresas que están bajo la mirada del Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe).

La pregunta que los peruanos se hacen es, precisamente, ¿por qué el Estado no puede gestionar bien estas empresas como corresponde? La congresista Adriana Tudela, de Avanza País, abordó esta problemática en la conferencia “El régimen económico en la Constitución de 1993”.

Según explicó la parlamentaria, el estado es un mal empresario por tres razones. El primero es porque las empresas publicas utilizan el dinero del contribuyente como si fuesen “recursos casi infinitos o casi inacabables”.

“Una empresa publica puede operar en pérdida y el Estado siempre va a tener de donde sacar más dinero para que esta siga funcionando a pesar de que este en pérdida. Esto no sucede con una empresa privada, porque los ciudadanos que tienen una empresa tienen, necesariamente, que obtener ciertas ganancias para que pueda sobrevivir en el tiempo. En tanto, por su parte, el Estado siempre puede meter sus manos en las arcas publicas para inyectar mas dinero a una empresa que puede ser muy ineficiente o estar operando en perdida, pero que sigue funcionando porque hay mas dinero”, argumentó.

Un segundo factor es la existencia de pésimos incentivos para que los funcionarios públicos, es decir que como la empresa no es propia y esta respaldada por el Estado, “no tienen incentivo para usar los recursos económicos de manera eficiente para reducir costos. “Como el dinero es de otro, y además hay un montón, puedo seguir sacando dinero de las arcas publicas. Así, los funcionarios ni las empresas estatales tienen incentivos para utilizar de manera eficiente el dinero que recibe”, agregó.

Finalmente, el tercer factor es que una empresa publica no compite con una empresa privada en los mismo términos o en las mismas condiciones. “Es decir, cuando una empresa publica entra al mercado para competir con una empresa privada, en realidad, no se hace en el marco de la libre competencia porque esta empresa publica tiene recursos infinitos, puede operar así de un pésimo servicio, puede operar así los productos que producen sean una porquería, puede seguir operando así este quebrada”, sostuvo.

En esa línea, una empresa que tiene estas condiciones favorables no compite con una privada “que sí tiene que hacer el esfuerzo de utilizar eficientemente sus recursos”. “En el fondo está compitiendo  deslealmente con una empresa privada”, zanjó.

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