EDITORIAL: ¿Debajo de la alfombra?, por José Ignacio Beteta

Pedro Castillo aún le debe al país muchas explicaciones. Sin embargo, estas explicaciones pasarán por un tiempo a un segundo plano. Setenta y seis congresistas las metieron debajo de la alfombra.

Debajo de la alfombra quedarán los nombramientos de ministros y viceministros vinculados al MOVADEF, las decenas de contrataciones de sindicalistas, familiares, amigos y paisanos del presidente y su socio, Vladimir Cerrón, que no califican ni profesional ni éticamente para ocupar los cargos que obtienen; las diversas reuniones clandestinas en Breña e incluso en Palacio de Gobierno; la presencia de empresarios oscuros que a la par de ganar licitaciones con el Estado, hablan en nombre del presidente; la constante infiltración de personajes extranjeros que no llegan a Perú para generar riqueza, sino para realizar actividades políticas sin ninguna supervisión; y en fin, muchas otras intrigas que condecoran al presente, como el gobierno más polémico de nuestra historia reciente.

Luego del rechazo a la moción de vacancia, el presidente afirmó, “En nombre de mi Gobierno, agradezco que la votación del Congreso antepusiera al Perú sobre otros intereses. Hermanos, demos fin a las crisis políticas y trabajemos juntos para lograr un Perú justo y solidario. El pueblo nos ha confiado sus anhelos. No lo defraudemos.”

Desde Vigilante, entonces, nos preguntamos si el presidente sabe realmente qué anhela el pueblo, o se refiere otra vez a esa agenda ambigua y gaseosa que representa desde hace 120 días.

Porque estamos seguros de que todos los ciudadanos anhelamos un Estado realmente concentrado en servir al pueblo, más eficiente, moderno, transparente, y menos burocrático, intervencionista y corrupto; anhelamos políticos y funcionarios que destraban y promueven proyectos de inversión privada y pública para generar cientos de miles de puestos de trabajo; anhelamos más facilidades y menos cargas para hacer empresa y ganarnos el pan sin complicaciones, anhelamos definitivamente más seguridad en la calle para nuestras familias y legítima justicia contra quienes rompen la ley, destruyen la propiedad privada y violan el estado de derecho.

El actual gobierno no debe olvidar algo importante: El 79% de la ciudadanía no cree que las reuniones de Castillo hayan sido de carácter personal (Ipsos) y su aprobación con dificultades alcanza el 25% (IEP). Acusar a la ultraderecha o a la dictadura neoliberal de todos los males del país puede ser efectivo algunas semanas, pero si el pueblo no percibe que el gobierno hace bien las cosas, hay más inversión y trabajo, hay menos corrupción e inestabilidad política, dentro de poco no habrá 76 congresistas que le vuelvan a salvar la vida al presidente y la alfombra estará tan llena de polvo y suciedad, que ya no aguantará más impunidad.