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Formalización asfixiante: la verdadera raíz de la baja recaudación fiscal en el Perú
En América latina, países con sistemas tributarios difíciles de cumplir y cargados de trámites han empujado a millones de trabajadores y empresas hacia la informalidad. El caso peruano ilustra este problema con claridad.
Redacción Vigilante
Publicado 5:56 pm, 2 diciembre, 2025
La baja recaudación fiscal en el Perú no se explica solo por la informalidad, sino por un sistema de formalización engorroso y poco accesible, junto a un gasto público que no se traduce en mejores servicios. Para avanzar, el país necesita simplificar procesos, mejorar la eficiencia y enfocarse en ampliar la base de contribuyentes, en lugar de seguir sobrecargando a quienes ya cumplen.
- La recaudación es baja porque pocos pueden formalizarse
El Perú obtiene apenas 1,7% del PBI por impuesto a la renta personal, frente al 8% promedio de los países de la OCDE. En contribuciones a salud y pensiones la brecha también es grande: 2,1% del PBI en el país, contra 3,6% en América Latina y el Caribe y 9% en la OCDE. La explicación estructural es simple y dura: solo 3 de cada 10 trabajadores (30%) tienen un empleo formal. La recaudación cae porque la base es estrecha, no porque quienes están dentro del sistema aporten poco. - Impuestos a la propiedad: se recauda poco por fallas del Estado
El impuesto a la propiedad aporta solo 0,4% del PBI en el Perú, frente a 0,9% regional y 1,8% en la OCDE. La razón no está en los contribuyentes sino en la administración: catastro incompleto, valores prediales desactualizados, municipios con poca capacidad operativa y amnistías recurrentes que desincentivan el pago. Mejoras técnicas e institucionales en estos frentes podrían aumentar significativamente la recaudación. - Gastos tributarios: una billetera con fugas
Según el Marco Macroeconómico Multianual, los “gastos tributarios” —descuentos, exoneraciones y regímenes especiales— implican una pérdida de S/ 26 mil millones, equivalente al 2,2% del PBI. Estos beneficios, aunque algunos buscan incentivar actividades, representan un volumen fiscal importante que complica la ordenación del sistema tributario. - Evasión: el agujero que no se cierra
La evasión global ronda el 40%. En el impuesto a la renta, la evasión supera el 50%, lo que equivale a cerca del 4% del PBI que no llega a las arcas del Estado. Es la otra cara del problema: mientras el Estado no logra ampliar la base ni asegurar el cobro, grandes porciones de renta efectiva permanecen fuera del sistema. - La informalidad no es elección: es una respuesta racional
Para personas y pequeñas empresas, formalizarse significa trámites engorrosos, costos elevados y exigencias que muchas veces superan su capacidad operativa. En ese contexto, la informalidad —más que una costumbre— es una respuesta lógica a un sistema que no facilita el cumplimiento, sino que lo encarece y lo complica. - El gasto público debilita la legitimidad fiscal
No basta con señalar que falta recaudar; es clave preguntar cómo se gasta. El presupuesto 2026 asciende a S/ 257 mil millones (aumento del 2,2% respecto a 2025), mientras que en los últimos diez años el gasto en personal se incrementó 152%. A esto se suma el drenaje por Petroperú, con pérdidas acumuladas superiores a S/ 24,000 millones desde 2013. Ese mal manejo erosiona la confianza ciudadana y reduce la disposición a formalizarse y pagar. - Presión sobre pocos, impunidad para muchos: la solución es ampliar la base
La presión fiscal efectiva recae sobre un grupo reducido —la formalidad soporta una carga elevada (más del 40% según tus datos)— mientras cerca del 70% de la economía sigue en la informalidad. Subir impuestos a quienes ya cumplen no es una salida sostenible. La salida real es permitir que más peruanos se formalicen: simplificar trámites, reducir costos de entrada, modernizar el catastro, fortalecer municipalidades, ordenar los beneficios tributarios y mejorar la calidad del gasto público.
El problema no es que “no haya dinero”; es que el Estado impone barreras a la formalidad y luego gestiona mal los recursos que sí recauda. Si el país quiere más recursos sin ahogar la actividad económica, debe dejar de asfixiar la formalización y empezar a gastar con eficacia.