Vacancia de Boluarte: Congreso la declara incapaz frente al alza de la criminalidad


Dina Boluarte no cayó por los escándalos políticos ni por los casos de corrupción que la rodearon, sino por aquello que nunca logró controlar: la delincuencia. Su gobierno se desplomó cuando la criminalidad desbordó las calles y el Estado perdió la capacidad de generar seguridad y confianza entre los ciudadanos. Con su salida, el congresista José Jerí se ha convertido en el séptimo presidente del Perú en nueve años: el reflejo de la fragilidad política del país.
Boluarte fue vacada por el Congreso mediante la figura de incapacidad moral permanente, con 121 votos a favor, superando el mínimo necesario —87 votos— para cesar en el cargo. Su gestión será recordada por la parálisis institucional y por haber subestimado el impacto del crimen organizado, que hoy domina territorios enteros en Lima, Callao y regiones del norte.
La inseguridad que empujó la crisis
La caída de Boluarte ocurre en medio de un deterioro alarmante de la seguridad pública.
- En lo que va del año, 180 conductores de autobuses han sido asesinados por negarse a pagar extorsiones.
- En la última madrugada, en Chorrillos, un ataque armado durante un concierto de Agua Marina dejó cinco heridos y 27 casquillos encontrados.
- En Lima y Callao se declaró estado de emergencia durante varios meses tras el asesinato del cantante Paul Flores, de Armonía 10, en marzo de este año.
- En 2024 se registraron más de 22.800 denuncias por extorsión, cuatro veces más que en 2017.
- La percepción de inseguridad alcanza el 87 % a nivel nacional y el 94 % en Lima-Callao, según las últimas encuestas.
La vacancia de Boluarte no resuelve la crisis de inseguridad. El Perú enfrenta una nueva transición en medio del temor, con instituciones debilitadas y una ciudadanía que ya no confía en sus autoridades. El desafío del nuevo gobierno será recuperar la confianza en el Estado. La seguridad no puede seguir siendo una promesa: debe ser la prioridad.