El costo de la formalidad: excesiva burocracia asfixia el espíritu emprendedor en el Perú
Donde la burocracia es ley, la informalidad es costumbre. Así lo evidenció el estudio Radiografía de la Informalidad en el Perú, elaborado por Mibanco, Ipsos y Credicorp, donde el 58% de los negocios informales evitan pagar impuestos por los altos costos operativos que éstos representan, más no para evadir responsabilidades. Recordemos que las microempresas representan el 94.2% del sector empresarial, sin embargo, solo el 91.3% opera informalmente.
Si bien el 88% de los empresarios informales quiere formalizarse, debido a que reconocer que así mejorarían su reputación y tendrían acceso a mejores créditos, lo cierto que el 64% considera que dar este gran salto a la formalidad es costoso, mientras que el 60% denuncia que los trámites son sumamente complejos.
A esto se suma el temor a la fiscalización excesiva. Un Estado sobre controlador que solo asfixia a los formales con innumerables inspecciones y papeleo, evita que cada vez más emprendedores intenten formalizarse. Según este estudio, un 6% de emprendedores prefiere evitar fiscalizaciones al permanecer en la informalidad.
La economista y directora de la Asociación de Contribuyentes del Perú, Camila Costa, aseguró que “la informalidad es una respuesta racional frente a un sistema adverso e insostenible. Esta es una estrategia de supervivencia frente a los altos costos y la complejidad de la formalización, debido a que el costo de la formalidad es desproporcionado. El Estado no te da beneficios que justifiquen lo que pagas”.
Los altos niveles de informalidad en Perú son consecuencia directa de la excesiva carga burocrática y la falta de políticas públicas enfocadas en impulsar la formalización de empresarios de diversos sectores. Sin incentivos, las MIPYMES continuarán enfrentando una carga burocrática que las ahoga.
Ante ello, la especialista sugirió que una solución viable no es imponer más sanciones para los que incumplen el marco regulatorio, sino que la clave es crear un entorno más amigable para el empresariado: simplificar procesos, reducir costos y ofrecer incentivos claros. “El Estado debe enfocarse en acompañar a las MIPYMES, brindándoles herramientas y apoyo para que la formalización sea una opción viable, no un lujo inalcanzable. Hasta que esto ocurra, las empresas seguirán siendo el motor invisible del país, resistiendo un sistema que debería apoyarlas en lugar de ahogarlas”, sentenció.