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SUNAT y los contribuyentes: un necesario balance, por José Ignacio Beteta

Publicado 10:46 am, 18 noviembre, 2022

Muchos peruanos se dejan llevar por esta narrativa de “las grandes empresas le deben al Estado” y esta historia tiene detalles y elementos que no se ven, porque los políticos aman atacar a la empresa y culparla de todo. Es muy fácil hablar de las millonarias deudas de las empresas y no hablar de los millonarios impuestos que pagan. Es fácil hablar de millonarias deudas y no entrar en detalles y ver cómo la deuda es 1 y los intereses son 9, porque los procesos tardan.

En 2017, una importante entidad financiera en Perú interpuso una demanda de amparo ante el Tribunal Constitucional (TC) contra la Sunat, por cobrarle intereses moratorios generados como consecuencia de la demora del Tribunal Fiscal en dictar sentencia; este tardó más de 13 años en hacerlo, con lo cual el monto original de S/48 millones de deuda se convirtió en alrededor de S/482 millones.

Es decir, el Tribunal Fiscal tardó 13 años en dictar una sentencia pero aunque la demora era de una entidad estatal, la Sunat le cargó todos los intereses del tiempo que pasaba al contribuyente. El Estado le cobraba 10 veces la deuda en intereses al contribuyente aunque era el mismo Estado el que se había demorado en atender el proceso.

Después de 5 años, la misma entidad financiera ha hecho público que su principal accionista presentó una solicitud de arbitraje contra el Estado peruano ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), por el cobro de esos intereses moratorios.

Muchos peruanos se dejan llevar por esta narrativa de “las grandes empresas le deben al Estado” y esta historia tiene detalles y elementos que no se ven, porque los políticos aman atacar a la empresa y culparla de todo. Es muy fácil hablar de las millonarias deudas de las empresas y no hablar de los millonarios impuestos que pagan. Es fácil hablar de millonarias deudas y no entrar en detalles y ver cómo la deuda es 1 y los intereses son 9, porque los procesos tardan.

El caso de este banco fue el de otras muchas empresas. Los litigios tributarios tardaban en resolverse, el tiempo pasaba y Sunat seguía alegremente acumulando intereses sobre la deuda inicial. Algunas empresas decidieron pagar los intereses y no reclamar, con lo cual, avalaron un abuso inaceptable. Y el TC también lo avaló. Ahora le tocará a un tribunal internacional determinar si el contribuyente tenía la razón.

Es tiempo de repensar la relación entre Sunat y los contribuyentes. La entidad ha hecho avances en facilitarle al contribuyente el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, pero también ha hecho esfuerzos en exprimir hasta la última gota del dinero de los contribuyentes a través de estas injusticias. Por eso el 80% de peruanos no quiere pagar impuestos directos.

Las empresas grandes pueden soportar esto, las medianas y pequeñas, no. Y en esta pelea de «gigantes» lo único que se logra es que las reglas de juego sean desproporcionadas para el 80% de la población. Ha llegado el momento de buscar un balance entre el poder de la Sunat y la vulnerabilidad de la gran mayoría de contribuyentes. 

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