Por falta de urea, producción de arroz caerá hasta 20% y habrá alza de precios
La empresa Unionsped, con la que el Midagri negocia la entrega del fertilizante, no tendría aún los volúmenes suficientes para cumplir con la entrega, lo que habría provocado que se aplace la firma del contrato.
El aplazamiento de la firma del contrato entre el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) y la empresa Unionsped para la compra de 65,000 toneladas de urea por S/ 348 millones, que debía ocurrir el úlitmo miércoles 7 de septiembre, se suma a una larga lista de postergaciones que ha sufrido este proceso por la incapacidad del gobierno para llevarlo a cabo de forma eficiente y oportuna.
La primera convocatoria para la licitación internacional para la compra de urea se hizo en mayo pasado. Han pasado cinco meses, tres ministros y dos intentos fallidos para cerrar el contrato y tercero estaría a punto de caerse si es que no se firma este viernes 9 de septiembre, como prevén en Agro Rural, entidad del Midagri a cargo del proceso.
Esta nueva demora se debería a que Unionsped no contaría aún con volúmenes suficientes para cumplir con la entrega oportuna de los fertilizantes que estipula la licitación.
Plazos y retrasos
Pero de concretarse el acuerdo con la proveedora internacional y se firma el contrato, las 65 mil toneladas de urea recién estarían llegando al Perú en octubre y su distribución empezaría todavía en noviembre.
El gobierno redujo en un 10,8% la compra de toneladas de urea, al pasar de 73.529 toneladas de fertilizante nitrogenado a 65.587. ¿La razón? Supuestamente se hizo una proyección de inscritos al 17 de setiembre en el Padrón de Productores Agrarios y se estimó que se necesitaban cerca de 65 mil toneladas de urea.
Pero la entrega de esa cantidad de fertilizantes solo abastecerá al 15% del total de productores del Perú, por lo que será necesario poner en marcha una segunda compra, alertan expertos.
En condiciones normales, los productores se aprovisionan de urea desde la quincena de julio para la siembra de cultivos, que se inicia en agosto y se extiende hasta diciembre, en la primera etapa de la campaña agrícola.
“Muy pocos cultivos alcanzan [su siembra] hasta la quincena de diciembre. La mayoría terminan en noviembre. Prácticamente ya sería muy complicado que se pueda usar eficientemente [la urea], apunta Juan Manuel Benites, exministro de Agricultura.
El daño ya está hecho
La incapacidad del gobierno para comprar urea de manera oportuna tendrá diversos efectos negativos en la campaña agrícola 2022-2023, que se inició en agosto, según expertos.
Por ejemplo, el retraso en la fertilización de los campos puede contraer la producción de los principales cultivos, como el arroz, el maiz, el frijol y los frutales.
El propio Midagri reconoció que el menor uso de urea declarado por los mismos productores en la encuesta de intenciones de siembra reduciría la producción de arroz en un 7.5%.
Pero Ulises Osorio, exprofesor de la Universidad Agraria La Molina y consultor agrario, calcula que la productividad de los campos arroceros podría caer hasta en 20%, porque ya no es solo la falta de urea, sino también el clima.
Según explicó el experto, la presencia por tres años seguidos del fenómeno de La Niña y la intensa ola de frío que provocó, afectó sobre manera los campos de cultivo, que ahora necesitan mayor cantidad de fertilizantes que en condiciones normales.
Alza de precios
El economista Jorge González Izquierdo estimó que el retraso en la entrega de la urea afectará la productividad de los principales cultivos, como el arroz y la papa, que son fundamentales en la dieta diaria de los peruanos.
Ante la menor oferta de estos productos, su precios tenderán al alza, en momentos en que ya la inflación por alimentos superba el 13% (tasa anual) en agosto.
Por su lado, el exministro de Agricultura Milton Von Hesse ve poco probable un eventual desabastecimiento de alimentos, y ante la menor producción, se aumentaría la importacion de algunos productos como el arroz, lo que afectará a los agricultores peruanos que no podrán trasladar todos sus mayores costos a sus precios y, por consiguiente, sus ingresos se verán afectados.
“Lo lógico es que suba el precio del arroz [por ejemplo], pero el precio del arroz tiene un tope puesto por el mercado internacional, porque si la producción local me cuesta más caro que lo que puedo importar, voy a importar. Eso te fija un precio máximo en los mercados”, explica.