Alza de fertilizantes: ¿Qué hacer para evitar una crisis alimentaria en Perú?
Escasez mundial ha disparado los precios y provocó un déficit de 180 mil toneladas de urea en el país, por lo que urge tomar medidas para no afectar la próxima campaña agrícola 2022-2023. La situación era previsible desde el año pasado, pero el Gobierno no actuó a tiempo. En cualquier escenario, se prevé que los productos de la canasta básica se encarecerán.
La guerra entre Rusia y Ucrania detonó un problema que ya era inminente: la escasez de fertilizantes, que se ha vuelto una amenaza real para la seguridad alimentaria en todo el mundo y ha provocado que los precios de estos insumos agrícolas se disparen y que a su vez se encarezcan alimentos como el trigo y el maíz.
El precio de los fertilizantes tiene relación directa con el costo de los combustibles, que ya subían en el mercado internacional desde antes de la invasión rusa, que se sumó a los problemas logísticos producto de la pandemia. Además, algunas plantas de fertilizantes de la Unión Europea usan gas de Ucrania y eso también provocó una reducción de la oferta.
En Perú, esta situación, además del alza del costo de vida por el incremento de productos de la canasta básica familiar, ha provocado un déficit de 180 mil toneladas de urea que afecta a unos 500 mil agricultores de arroz, maíz, papas, entre otros.
Rusia y China son dos de los principales proveedores de fertilizantes de nuestro país. Ambos países limitaron, precisamente, sus exportaciones de urea, insumo clave para mejorar los cultivos agrícolas. Rusia lo hizo por la guerra y China por un riesgo interno de seguridad alimentaria.
Por ello, expertos han alertado que el país está al borde de una crisis de alimentos, que hará que, ante la menor oferta de productos, los precios sigan subiendo.
Según Eduardo Zegarra, investigador principal de Grade, para revertir el déficit de urea Perú necesita importar entre 200 y 300 mil toneladas de este fertilizante en los próximos dos o tres meses a más tardar, para que no se afecte la próxima campaña agrícola (2022-2023). “Tener a los agricultores sin urea durante el año es la receta para el desastre”, dijo el experto en Bloomberg.
¿Qué se ha hecho?
El gobierno de Pedro Castillo, cercado por denuncias de corrupción y con nula capacidad de gestión por la designación de funcionarios poco o nada idóneos, se demoró en reaccionar y esperó a que estalle un paro agrario para tomar las primeras medidas frente una crisis que era previsible desde el año pasado.
A la fecha, el Ministerio de Agricultura y Riego (Midagri), que ha tenido cuatro ministros en nueve meses y que ahora está en manos del cuestionado Óscar Zea, solo ha logrado cerrar un acuerdo de importación con Bolivia de 5 mil toneladas de fertilizantes al mes, insuficiente para cubrir el déficit.
Además, prevé lograr otros acuerdos con Irak, Indonesia y Venezuela, aunque desde Conveagro señalan que en el Midagri no han mostrado “mucho interés” en hacerlo. A ello se suma un ofrecimiento de EEUU para enviar 45,000 toneladas de urea, pero el gobierno no ha formalizado el acuerdo hasta el momento.
En América Latina los principales productores de urea son Argentina, Venezuela, Bolivia, pero todos tienen problemas de demanda interna y están privilegiando el consumo local. “Es un tema muy serio. No solo se trata ya de salir y comprar, sino de que no hay urea”, dice Juan Manuel Benites, exministro de Agricultura.
¿Qué se puede hacer?
Según expertos hay dos medidas urgentes, pero que igual serán insuficientes dada la situación actual. Por un lado, seguir buscando acuerdos de país a país para la importación de urea, así sea a precios altos, y en paralelo, el Ejecutivo debería evaluar la posibilidad de distribuir algún subsidio entre los agricultores.
Sea como fuere, cualquier escenario es complejo. Sin fertilizantes se cae la productividad y con ella la producción. La consecuencia es el incremento de precios por la menor oferta.
Si se conseguen los fertilizantes, estos tendrán un mayor precio, lo que afectará el margen de ganancia de los productores, que trasladarán este costo al consumidor final.
“Las siembras empiezan a partir de la mitad de año por lo que contamos con un poco de tiempo para encontrar soluciones inmediatas para impedir que haya desabastecimiento de alimentos o se reduzca su oferta el próximo año”, sostiene el exministro Benites.