Editorial: Un Ranking con forma de sombrero, por José Ignacio Beteta
Así como la conferencia de prensa de Aníbal Torres tuvo “forma de sombrero” (la posterior tregua Ejecutivo – Legislativo haría que olvidemos la agresividad de esta), lo mismo ocurrió con la interpretación del reciente ranking que la firma de análisis económico y financiero Bloomberg lanzó hace algunos días.
Apenas se hizo público, diversos defensores del gobierno se apuraron a decir que sus resultados eran la demostración de que Castillo estaba haciendo bien las cosas. Para los aliados del presidente, el ranking confirmaría que Perú seguía siendo un país sólido económicamente y, por lo tanto, que la “derecha peruana” mostraba sus oscuras intenciones golpistas y desestabilizadoras al atacar cotidianamente al presidente, sin razón alguna.
Él mismo se atrevió a decir hace algunas horas en Twitter “esta noticia, sumada a la recuperación (del sol) y los bajos costos de financiamiento a los que accede el país, confirman que este sí es un Gobierno de cambios que construye y se reafirma en compromiso con los proyectos antes encomendados (…) Ratificamos nuestro objetivo para que el Perú siga siendo un modelo de solidez económica…».
Evidentemente, todos los peruanos queremos que el país se recupere, se hable bien de nosotros y crezcamos con una mayor rapidez. Nadie quiere malas noticias. Sin embargo, los problemas del ranking, su interpretación y las palabras de Castillo son varios y pasamos a analizarlos a continuación.
En primer lugar, Bloomberg le asigna a Perú un puntaje sobresaliente solo en cuanto a la variable “financiera”. ¿Qué contiene esta variable? Principalmente el manejo responsable que está teniendo sobre reservas, tasas de interés e indicadores macroeconómicos el Banco Central de Reserva (BCR), una entidad independiente en la que el presidente Castillo, aún queriendo meterle mano hace algunos meses, no ha podido intervenir. Así, él no tiene nada que ver con el alto puntaje en este indicador.
En segundo lugar, el ranking afirma que una de las razones por las que Perú goza de estabilidad financiera es porque el Congreso (así es, léanlo bien) ha impedido que se lleve a cabo una asamblea constituyente, la cual habría generado un tremendo golpe a las inversiones empresariales en el país. En otras palabras, si somos un país más estable es gracias al Congreso, no al gobierno. Y si estamos bien financieramente es gracias al BCR, no al presidente.
En tercer lugar, sobre la variable económica, Perú cae algunos puntos en vez de subir, con relación al trimestre anterior. Y esta variable sí tiene que ver con inversión privada, inversión pública sectorial, confianza del empresariado, competitividad, etc. Es decir, en la variable económica, Perú está peor que hace 3 meses y en esto sí tiene influencia el presidente.
En cuarto lugar, el ranking pone casi al final de la fila a Perú en cuanto a estabilidad política. Y bueno, ya saben a dónde vamos. Esta inestabilidad es neta responsabilidad de Castillo y Perú Libre: 4 gabinetes, más de 80 escándalos vinculados a corrupción, decenas de nombramientos ilegales o cuestionables, escándalos en Sarratea, EsSalud, PetroPerú, Karelim López, los sobrinos de Castillo, las repartijas en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones y en el de Energía y Minas, los arrebatos de los primeros ministros… Sin comentarios.
Finalmente, al peruano promedio le basta ver la realidad diaria y cotidiana para darse cuenta de que la situación real no es para nada tan optimista y auspiciosa. No solo no somos un país más rico, lo cierto es que cada vez nos resignamos más y más a vivir en un país muy mediocre en casi todos los aspectos institucionales, económicos y sociales.
Lo que ocurrió en realidad con el índice de Bloomberg fue que, al sumar puntajes, en el promedio simple, Perú saca una buena nota, pero cuando se pone el ojo en la lupa, uno se da cuenta como siempre, de que el Diablo está en los detalles. Y en el Perú, queridos lectores, el Diablo viste a la moda y camina sonriente hace ya un buen tiempo. No seamos ingenuos y busquemos realmente un cambio radical para esta difícil situación.