Recaudar más sin asfixiar al formal: qué empuja a la informalidad en el Perú
El panorama actual muestra que la informalidad en el Perú no responde a hábitos culturales, sino a un sistema —regulado por Sunat— que vuelve costoso y riesgoso cumplir con la ley. Altas cargas tributarias, trámites excesivos y servicios públicos deficientes configuran un entorno que limita el crecimiento y la recaudación.
Hoy, ser formal en el Perú implica enfrentar un sistema que castiga el cumplimiento. Trámites engorrosos, normas cambiantes y costos elevados vuelven la formalidad una opción poco viable para miles de pequeños negocios. Abrir una empresa mediana puede tomar más de 3,300 horas en trámites, y la carga tributaria efectiva —entre impuesto a la renta, IGV, detracciones y percepciones— puede llegar a 35% o 40%.
Los costos laborales también presionan: contratar formalmente encarece entre 55% y 60% el salario base, lo que dificulta la vinculación laboral en sectores de baja productividad. En estas condiciones, muchas empresas optan por no crecer para evitar nuevos costos, fiscalización adicional y mayores obligaciones.
La recaudación de la Sunat refleja esta distorsión. Menos de 20 mil grandes contribuyentes aportan más del 80% de todos los ingresos tributarios, mientras que las micro y pequeñas empresas participan marginalmente. No por falta de voluntad, sino porque el sistema las expulsa hacia la informalidad. Según encuestas, los principales incentivos percibidos para mantenerse en la informalidad son evitar impuestos y tasas, reducir el papeleo, sortear costos laborales, evitar fiscalización y operar con mayor flexibilidad.
El ciudadano paga, pero el Estado no cumple
A esto se suma la falta de legitimidad tributaria. El contrato social —en el que el ciudadano paga y el Estado devuelve servicios— no se cumple. La educación pública no mejora, los hospitales colapsan, las comisarías carecen de recursos y los trámites siguen siendo obsoletos. En un escenario de servicios deficientes, pedir más aportes se vuelve difícil.
El planteamiento señala que el Perú ya habría pasado el punto óptimo de la Curva de Laffer, donde subir impuestos deja de incrementar la recaudación y, por el contrario, empuja a más personas hacia la informalidad o la evasión. La premisa es que para recaudar más se necesita un sistema más simple, con menores tasas y reglas claras que atraigan a quienes hoy están fuera.
Dentro de este contexto, la Asociación de Contribuyentes del Perú propone evaluar la implementación de un flat tax, una tasa única del Impuesto a la Renta para personas y empresas. Esta medida buscaría simplificar el sistema, reducir costos de cumplimiento, ampliar la base tributaria y permitir que más contribuyentes aporten sin castigar a quienes ya cumplen. El Estado recauda más cuando muchos contribuyen poco, y no cuando pocos cargan con casi todo.