San Martín se desacelera mientras inversión pública no muestra resultados
El Perú cerraría este año con un crecimiento cercano al 3%, pero con regiones en cifras negativas. Tras nueve trimestres consecutivos de expansión, la región San Martín entró en recesión leve durante la segunda mitad del 2025, al acumular dos trimestres seguidos de contracción en su producción total, según un reciente análisis de Phase Consultores.
El menor dinamismo de la inversión pública ha sido clave en la pérdida de impulso regional. San Martín mantiene un nivel de ejecución relativamente alto en comparación con otras regiones, pero hasta septiembre de 2025 solo había ejecutado el 53,3% de su presupuesto de inversión pública —unos S/ 918 millones—, según el Instituto Peruano de Economía. Si bien el porcentaje no refleja parálisis, los especialistas advierten que el ritmo y la calidad del gasto no han sido suficientes para compensar la caída del agro y los servicios. En otras palabras: se gasta, pero no se gestiona con eficiencia.
La desaceleración no responde a un solo factor, sino a una combinación de clima adverso, falta de modernización en el campo y baja productividad, que ha reducido la producción y los ingresos de miles de familias rurales. Se estima que 230.000 trabajadores del sector agropecuario de la región podrían verse afectados directa o indirectamente por la caída de cultivos clave, incluyendo jornaleros, agricultores, transporte y servicios vinculados.
El agro pierde fuerza
El corazón económico de San Martín sigue siendo la agricultura. Los principales cultivos —plátano y palma aceitera, destinados a la exportación e industria— han registrado retrocesos moderados: la palma aceitera cayó 0,4%, mientras que el plátano bajó 3,9%, según estadísticas oficiales analizadas por Phase Consultores.
La palma involucra a más de 7.000 productores y 34.000 hectáreas, pero su productividad es baja: solo 14 a 16 toneladas por hectárea, por debajo de los niveles de productores tecnificados. Según la Ficha Diagnóstico San Martín 2024, la palma aceitera aporta 6,7% del valor agropecuario regional, y su estancamiento repercute en toda la economía local.
Efecto en las ciudades
El freno del campo ya se siente en las principales ciudades —Tarapoto, Moyobamba y Tocache—, donde comerciantes y transportistas reportan menor actividad. La caída del turismo, el aumento de los costos logísticos y la reducción en la compra de insumos agrícolas han afectado el comercio y los servicios, que constituyen cerca del 60 % del PBI regional, según informes combinados del Gobierno Regional y estudios económicos locales.
San Martín fue durante una década el símbolo de la transformación productiva de la selva alta. Hoy, sin embargo, enfrenta el reto de no retroceder. La experiencia deja una lección clara: la inversión sin gestión no genera desarrollo. Reactivar el campo exige menos burocracia, más eficiencia y una estrategia que convierta el gasto público en resultados tangibles para las familias rurales.