Fecha: 7 noviembre, 2025 Tipo de cambio : s/ 3.371

Los olvidados de la digitalización: por qué el dinero en efectivo sigue siendo vital

Mientras el mundo acelera hacia una economía sin billetes ni monedas, millones de personas siguen dependiendo del dinero en efectivo para vivir. En el Perú —y en buena parte del planeta— la digitalización avanza más rápido que la inclusión, y esa brecha puede dejar a muchos fuera del sistema financiero: especialmente a los adultos mayores.
Redacción Vigilante Publicado 1:29 pm, 7 noviembre, 2025

Mientras las ciudades avanzan hacia un futuro sin billetes ni monedas, en varias zonas del Perú —y entre sus generaciones mayores— el dinero en efectivo sigue siendo más que un medio de pago: es una forma de autonomía. Incluso, ante la proliferación de las billeteras móviles y los códigos QR, miles de peruanos continúan dependiendo del efectivo para vivir, no por resistencia al cambio, sino porque la digitalización aún no los alcanza.

Adultos mayores y su inclusión en el mundo digital

Según el Banco Mundial, más del 40 % de los adultos mayores en América Latina no utiliza internet ni teléfonos inteligentes. En el Perú muchos jubilados todavía hacen fila cada mes para cobrar su pensión en ventanilla, porque no creen en las aplicaciones bancarias o no tienen acceso a una red. Así, el dinero en efectivo representa su única conexión real con la economía cotidiana.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el país tiene aproximadamente 4,7 millones de adultos mayores, lo que representa el 13,9% de la población total. En ese grupo, la brecha digital es evidente: la tecnología no es parte de su rutina diaria, y la dependencia de herramientas digitales suele generar desconfianza.

En las zonas rurales, esa realidad se multiplica. Solo el 20,5 % de los hogares rurales tiene acceso a internet, según el INEI. Allí, los pagos digitales no son una opción viable: la señal es inestable, los cajeros están lejos y la tecnología sigue siendo un lujo. Los agricultores, comerciantes y jubilados de comunidades altoandinas dependen del dinero en efectivo para todo: comprar alimentos, pagar transporte o vender sus productos.

En ese contexto, eliminar por completo el dinero en efectivo no sería un avance, sino un retroceso en inclusión financiera. En un país donde la conectividad aún no llega a todos, el reto no es reemplazar los billetes por aplicaciones, sino garantizar que nadie quede fuera del sistema por falta de internet o de alfabetización digital.

Más que billetes, una cuestión de libertad

La Asociación de Contribuyentes del Perú propone al respecto un modelo que combine ambos sistemas. El dinero en efectivo garantiza libertad, privacidad y autonomía, mientras que el dinero digital aporta eficiencia y rapidez. El desarrollo, señala, no consiste en elegir entre uno u otro, sino en permitir que ambos convivan.

La Asociación plantea mapear los “desiertos de efectivo” —zonas donde la infraestructura bancaria o digital es insuficiente— y priorizar la inversión pública y privada para garantizar el acceso a medios de pago en todo el país. Además, recomienda mantener la red de cajeros y agentes bancarios, reforzar la seguridad ciudadana y proteger la privacidad digital de los usuarios. Una economía moderna, dice, debe ser también una economía accesible.

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