Fecha: 23 octubre, 2025 Tipo de cambio : s/ 3.395

Tren Lima-Ica: desarrollo y conectividad para el sur peruano

El megaproyecto ferroviario promete reducir el viaje entre Lima e Ica a solo dos horas y media y beneficiar a más de seis millones de personas. Sin embargo, la demora en la adjudicación y los riesgos administrativos obligan a una vigilancia estricta para que la promesa no se quede en papel.
Redacción Vigilante Publicado 5:11 pm, 23 octubre, 2025

El tren Lima-Ica ha sido, por años, una de las grandes promesas de infraestructura en el Perú. Su objetivo es reducir el tiempo de viaje entre ambas ciudades a solo dos horas y media, beneficiando directamente a más de seis millones de personas y generando un impacto económico y social a lo largo de la ruta. De esta forma, busca convertirse en el tren más rápido de Sudamérica, superando incluso al Santiago-Chillán en Chile.

Con la reciente postulación de un consorcio canadiense y la inminente adjudicación bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno, la expectativa de que el proyecto se concrete es cada vez más alta. Sin embargo, el reto principal sigue siendo superar la burocracia estatal.

Una adjudicación esperada y un consorcio canadiense

La inversión estimada del tren Lima-Ica asciende a 6,500 millones de dólares. El proyecto contempla un trayecto total de 280 kilómetros, desde Villa El Salvador hasta la ciudad de Ica, con una velocidad máxima de 200 km/h y 14 estaciones. De ese recorrido, 47 kilómetros serán construidos en puentes y viaductos y 32 kilómetros en túneles, adaptándose a la geografía del sur peruano.

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) había anunciado que la adjudicación del proyecto se realizaría en agosto de 2025, bajo el esquema de Gobierno a Gobierno (G2G), con la participación de al menos ocho países interesados. Sin embargo, pese a los plazos anunciados, el proceso no se concretó y continúa en la etapa de presentación de ofertas finales, una fase clave para garantizar la transparencia y la competencia entre los postores.

Entre los países interesados destaca el consorcio canadiense liderado por WSP, Systra, Aecon y Mace, que busca asumir el diseño, construcción, operación y mantenimiento del tren. Este grupo afirma que puede aportar una combinación de experiencia internacional y conocimiento local, respaldada por casi 30 años de presencia en ingeniería ferroviaria en el Perú y una amplia trayectoria en proyectos desarrollados en América Latina, Europa y Canadá.

El consorcio cuenta, además, con el respaldo de la Corporación Comercial Canadiense, lo que implica una garantía soberana del Estado canadiense, un factor que podría otorgar mayor seguridad jurídica y financiera al proyecto.

El reto frente a la burocracia

El cronograma oficial prevé que la construcción inicie en el primer semestre de 2026 y concluya entre 2031 y 2033. El expediente técnico debería estar listo en 2027, y el costo del pasaje se proyecta similar al del transporte urbano de Lima, buscando accesibilidad para la población. No obstante, la experiencia nacional en megaproyectos exige cautela frente a posibles retrasos, sobrecostos y modificaciones en el alcance de la obra.

En un contexto donde la confianza pública en las grandes obras está en entredicho, el tren Lima-Ica no se convierta en una nueva promesa incumplida, sino en un verdadero motor de desarrollo y conectividad para el sur peruano.

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