Minería ilegal desvía a miles de escolares de las aulas hacia las minas


La minería ilegal no solo destruye ecosistemas y genera pérdidas económicas, también está afectando profundamente la educación de los jóvenes peruanos. Un reciente informe de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) revela que en regiones como Madre de Dios y La Libertad, cada vez más adolescentes dejan los estudios para trabajar en la ilegalidad.
El atractivo es claro: mientras un joven minero puede ganar entre 2,500 y 7,000 soles mensuales, una cifra muy superior al salario mínimo, la escuela no ofrece una promesa inmediata de progreso. En Madre de Dios, por ejemplo, la matrícula escolar cayó hasta un 4% debido al incremento de la minería ilegal.
Pero el costo de esta decisión es alto. Además del abandono escolar, la minería ilegal le cuesta al Perú más de 22 mil millones de soles al año, equivalentes al 2.5% del PBI nacional, según cifras oficiales. Este dinero no se invierte en educación ni en desarrollo sostenible, sino que alimenta una economía paralela que compromete el futuro de los jóvenes.
La raíz del problema también está en un sistema educativo que no resulta atractivo para los adolescentes. Muchos sienten que la escuela no garantiza un futuro laboral ni económico estable. REDES advierte que “la educación en el Perú no ofrece garantías de progreso ni un buen desempeño laboral en el futuro”.
El estudio también señala que para revertir esta tendencia se necesita una educación que inspire, que exija y que forme para el futuro. Un sistema que no solo pague salarios, sino que promueva la excelencia docente y brinde oportunidades reales a los jóvenes.
La minería ilegal financia el presente, pero vacía el porvenir. Frente a ella, la educación debe reinventarse para competir, no con el dinero rápido, sino con la promesa de un desarrollo digno y sostenible.