Hospitales en regiones prometidos por Boluarte siguen en el papel


A poco más de un año desde que la presidenta Dina Boluarte anunciara la construcción de cinco hospitales de alta complejidad en Piura, Trujillo (La Libertad), Puno, Apurímac y Arequipa, con una inversión total aproximada de S/4,225 millones bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno (G2G), ninguno de estos proyectos ha sido entregado; y aunque el presupuesto 2025 para el sector salud supera los S/1,500 millones y el Programa Nacional de Inversiones en Salud (Pronis) ya ejecutó más de S/581 millones en obras —casi el doble que el año anterior—, los avances en dichos hospitales emblemáticos siguen siendo nulos o limitados.
Pero, pese a la renovación de estas promesas por parte de la mandataria en su último Mensaje a la Nación de Fiestas Patrias, el Ministerio de Salud (Minsa) ha indicado que solo se han culminado mejoras menores en hospitales existentes, como las remodelaciones en el Hospital Belén de Trujillo (La Libertad), con avances financieros superiores al 90% y físicos cercanos al 100% en componentes de obra y equipamiento, con una ejecución presupuestal que no supera el 60% en inversiones reales para proyectos mayores, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En otras palabras, el déficit en infraestructura hospitalaria persiste, dejando a millones de ciudadanos en regiones con servicios precarios y sobrecargados.
Promesas repetidas sin avances concretos
Durante dos años consecutivos, Boluarte ha prometido construir hospitales de alta complejidad en regiones con grave déficit sanitario, como Cajamarca y Amazonas (donde la mortalidad por enfermedades crónicas supera la media nacional, aunque no forman parte de los cinco proyectos emblemáticos anunciados). Además, ha sumado compromisos en la lucha contra el cáncer y la anemia, pero sin informar sobre sus avances. Según especialistas en vigilancia presupuestal como ComexPerú, esta repetición de promesas refleja una brecha entre el discurso presidencial y la gestión real, donde se privilegian anuncios sobre resultados concretos.
El impacto en regiones es alarmante: en Amazonas y Huancavelica, por ejemplo, la baja calidad del servicio de salud pública se traduce en esperas de meses para cirugías básicas y falta de equipamiento, agravando desigualdades. Informes de la Contraloría General destacan que de los S/1,500 millones gestionados por el MINSA en 2025 para proyectos de inversión, solo una fracción se destinó a nuevos hospitales, con énfasis en mantenimiento de infraestructura existente en lugar de expansiones prometidas. Buena parte de lo restante se ha ido en pagar plantillas a burócratas y no, en cambio, en beneficio directo de la atención del paciente.
De acuerdo con el seguimiento de avances que ha investigado Vigilante, los cinco hospitales prometidos muestran progresos limitados. En la macrorregion norte, en Piura, el Hospital de Alta Complejidad, costo S/926 millones, impulsado G2G con el Reino Unido, cuenta con un avance financiero 0.91%, físico 5%. La procura está en precalificaciones, con 94% de entregables aceptados en fase 2. Por su parte, el Hospital Docente, costo S/1,456 millones, en la ciudad de Trujillo, también en alianza G2G con el Reino Unido, presenta un avance financiero 0.93%, físico 0.01%. En mesas de trabajo para levantamiento de observaciones; fase 1 al 100%, pero sin inicio de obra física.
Por su parte, en Apurímac, el Hospital Guillermo Díaz de la Vega, con un costo S/816 millones, desarrollado con la cooperación del Reino Unido mediante G2G, solo ha avanzado financieramente al 0.9%, físico 0%. Adjudicado en marzo 2025, pero aún en gestión de adelantos; terreno con problemas pendientes. En la zona sur, el Hospital Butrón de Puno, con un costo S/501 millones, desarrollado mediante G2G con Francia, presenta un avance financiero 0.95%, físico 0.01%. Una historia de retrasos y paralizaciones desde 2021; con ejecución mínima en 2025 (0.1% del presupuesto anual), mientras que en Arequipa, el Hospital Goyeneche, prometido con un costo S/528 millones, solo presenta el avance financiero, pero no tangible en el desarrollo físico de la obra. Inició obras en 2018 tras demoras; estancado en planificación y saneamiento de terreno.
Ejecución 2025 en Salud es baja en regiones
La ejecución presupuestal del sector salud en 2025, según el portal de transparencia del MEF, alcanzó un récord histórico en el Pronis con S/313.6 millones en el primer trimestre, pero esto se concentró en regiones específicas, como La Libertad (~S/30 millones agregados en PIM 2025 para proyectos como Hospital Belén y Docente, incluyendo avances en el Hospital Tomás Lafora) y Apurímac (S/8.7 millones). No obstante, el avance global en hospitales prometidos es mínimo: ninguno de los cinco anunciados en 2024 está operativo ni equipado, con una marcada subejecución en regiones periféricas donde la burocracia del MINSA dilata licitaciones y convenios.
Este panorama profundiza el déficit en salud pública, con hospitales regionales operando apenas al 70% de su capacidad y carencias de personal especializado. En regiones como Puno y Loreto, la baja ejecución presupuestal ha reducido las promesas del Gobierno a simples anuncios, mientras pacientes deben viajar cientos de kilómetros para recibir atención básica. El reflejo de la débil eficiencia del gasto público.
El proyecto de presupuesto general de la república 2026, aprobado por el Ejecutivo por S/257,562 millones, asigna S/2,229 millones al sector salud para mejoramiento de hospitales (parte de una asignación funcional mayor que supera los S/2,600 millones en componentes relacionados), un incremento del 2.3% respecto a 2025. Sin embargo, un análisis del documento presupuestal para gobiernos regionales revela que de los S/59,164 millones totales para regiones, una porción significativa se destina a gastos corrientes como personal y obligaciones sociales (alrededor del 60% en regiones como Amazonas y Huancavelica), en perjuicio de nuevas obras.
En el detalle, regiones como Callao reciben S/135 millones para mejoras en el Hospital San José, y Amazonas prioriza monitoreo y supervisión en salud con montos menores para cáncer y nutrición, pero sin partidas específicas para los cinco hospitales prometidos, lo que revela que el presupuesto 2026, aunque incrementa recursos en educación y salud, podría perpetuar ineficiencias burocráticas al privilegiar el mantenimiento sobre nuevas construcciones. Las promesas de Boluarte quedan en retórica, mientras millones de peruanos demandan una atención digna y eficiente.