¿Co-gobierno en la sombra?: el poder oculto detrás de Palacio de Gobierno


Pese a que Keiko Fujimori insiste en que su partido no controla el Congreso de la República, la bancada de Fuerza Popular juega un papel determinante en la toma de decisiones. Con solo 21 congresistas demostró que no es necesario tener mayoría absoluta para definir votaciones como, por ejemplo, la reciente postergación de la Ley de Fiscalización de ONGs, la cual no habría aprobado debido a la injerencia de miembros de la referida bancada.
Por su parte, Alianza para el Progreso (APP), organización política liderada por César Acuña, no solo cuenta con presencia parlamentaria, sino que también logró colocar a sus aliados estratégicos en puestos clave del Poder Ejecutivo. Desde el Ministerio de Salud hasta la Sunedu y la Defensoría del Pueblo, APP ha tejido una red de poder que le permitiría controlar sectores importantes de la administración pública. ¿Cuál es el fin de la acaparación del poder?
La alianza entre estos dos bloques con el gobierno de Dina Boluarte no fue fortuita, de acuerdo con lo mencionado por el presidente de la Asociación de Contribuyentes del Perú, José Ignacio Beteta. Mientras Fuerza Popular se encarga de mover los hilos en el Congreso, APP amplía su influencia en el aparato estatal. Según expertos, esta relación habría permitido blindar ministros cuestionados y bloquear reformas incómodas, consolidando un esquema de poder donde las prioridades partidarias parecen imponerse sobre el interés ciudadano.
Ante este panorama, la pregunta cae de madura: ¿este co-gobierno oculto seguirá aprobando leyes en beneficio propio o será que la ciudadanía reaccionará para exigir mayor transparencia?.
De cara a las elecciones de 2026, resulta preocupante que dos bloques políticos con intereses propios sigan acumulando poder sin rendir cuentas a la ciudadanía. La influencia de Fuerza Popular y APP no responde a un proyecto de país ni a políticas de desarrollo, sino a estrategias para asegurar su permanencia en el poder. Mientras buscan blindar a sus aliados y garantizar su control sobre el Congreso y el Ejecutivo, las necesidades reales de los peruanos —como la seguridad, la educación y el empleo— quedan en segundo plano.
