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Déficit Fiscal Fuera de Control: contribuyentes pagan por la ineficiencia estatal, por Camila Costa

Redacción Vigilante Publicado 7:20 pm, 4 Octubre, 2024

De nuevo, la misma historia: una que ya no sorprende tanto, pero que no deja de indignar. El Perú no logrará cumplir su meta de déficit fiscal en 2024. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), bajo la dirección de José Arista, ha fracasado en mantener el déficit fiscal en los niveles prometidos. A pesar de su vasta experiencia como viceministro de Hacienda, Arista ha permitido que la caja fiscal siga deteriorándose, cediendo ante presiones políticas y sacrificando lo que alguna vez fue el MEF: una institución que respondía a objetivos técnicos. Los contribuyentes, como siempre, son los que pagan las consecuencias.

El déficit fiscal ha alcanzado un incómodo 4% del PBI, el nivel más alto desde la pandemia y lejos del 2.2% proyectado por el propio MEF. Moody’s advirtió que el Perú incumplirá, por segundo año consecutivo, la regla fiscal en 2024 y evalúa la posibilidad de ajustar la calificación crediticia del país. De hecho, estima que el déficit fiscal de Perú en 2024 llegará al 3.2% del PBI, lo que significa que no se alcanzará la meta fiscal. Fitch Ratings es aún más pesimista y proyecta que el Perú cerrará el año con un déficit fiscal del 3.4%, superior a la meta de 2.8%, lo que nuevamente implicaría incumplir la regla fiscal. Ni siquiera se pueden cumplir los techos que el propio MEF fijó este año: 2.8% para 2024, 2.2% para 2025, 1.8% para 2026, y recién alcanzar el 1% en 2028. No se ve una tendencia que esté revirtiendo el aumento del déficit fiscal.

Esto sucede porque el crecimiento de los gastos sigue superando el crecimiento económico. Ya no se gobierna con responsabilidad fiscal; se gobierna con populismo y soluciones temporales que recaen en una sola estrategia: aumentar impuestos para intentar tapar el agujero.

Lo que resulta realmente frustrante es que el gobierno no parece entender que el problema no es la falta de ingresos, sino la ineficiencia en la gestión del gasto. En lugar de buscar soluciones fiscales técnicas y responsables, prefieren seguir el camino fácil: cargar más impuestos sobre una base de contribuyentes que ya está exhausta. ¿Hasta cuándo podrá resistir el sector formal esta asfixia impositiva? ¿Cuánto más puede el gobierno ignorar las voces de los técnicos que advierten sobre la insostenibilidad de este rumbo?

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