A un año de la presidencia de Dina Boluarte: este es el balance económico
El 7 de diciembre del 2022 será recordar por el intento de golpe de Estado que realizó Pedro Castillo, pero también porque el Congreso decidió vacarlo y designar, por sustitución constitucional, a Dina Boluarte como presidenta del Perú. La primera en la historia nacional.
A un año de ello, es importante hacer un balance sobre los aciertos y desaciertos de su gestión, la cual tuvo que enfrentar una cruda crisis política, institucional y económica. A ello se sumó las consecuencias generadas por fenómenos climáticos y el bajo nivel de recaudación tributaria.
Respecto al nivel productivo nacional, el Perú registró un avance mensual de apenas 1% al cierre del 2022. Si bien esto era suficiente para mantener un crecimiento constante que nos posicione como una de las economías estables dentro de la región latinoamericana, las violentas manifestaciones durante el primer trimestre del año desaceleraron el crecimiento de la economía nacional.
Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), las caóticas protestas que exigían la renuncia de la mandataria, el cierre del Congreso y una Asamblea Constituyente generaron un impacto negativo de -4% en el Producto Bruto Interno (PBI) en enero de 2023.
La situación fue mucho más trágica en septiembre de este año, cuando el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) anunció que el país se encontraba en recesión tras no haber logrado recuperar los niveles de crecimiento ininterrumpido de años anteriores.
El bajo nivel productivo de sectores importantes no solo impacta negativamente en el PBI, sino también en la recaudación tributaria que impulsa más y nuevos proyectos públicos a favor de la ciudadanía. En octubre de 2023, se reportó que la recaudación de impuestos cayó en -6.8% debido a la menor recepción de contribuciones a través del Impuesto a la Renta y el Impuesto General a las Ventas. En septiembre la situación fue similar con la caída de -6.9%.
El desempleo es una variable fundamental para comprender cómo se encuentra la ciudadanía en relación con la satisfacción de sus necesidades básicas. Sin ingresos, la calidad de vida de un ciudadano no es óptima y, para desdicha de muchos, el índice de desempleo se ha incrementado durante el último año.
De acuerdo a la información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), 125,000 peruanos se quedaron sin trabajo en septiembre de 2023. Por su parte, el Instituto Peruano de Economía (IPE) publicó un informe donde señala que la contratación de personal cayó en 15 de 26 ciudades, un retroceso sin precedentes (sin considerar el 2020 con el inicio de la crisis sanitaria por COVID-19) que marca la caída del empleo en -0.7%.
El impulso de las inversiones privadas en el país siempre ha sido necesario para crecer macroeconómicamente. Sin embargo, entre enero y marzo de 2023, las inversiones en Perú se contrajeron en un -12% debido a las violentas movilizaciones. Esto se relaciona intrínsecamente con las expectativas empresariales dentro del país, pues estas son cada vez menos optimistas. Según el último sondeo del BCRP, la expectativa de las empresas sobre la economía nacional no supera los 50 puntos. Es decir, no consideran que el panorama cambie para mejor en el corto y/o mediano plazo.