Polémico texto académico de editora de Wayka revelaría su afinidad con Iparraguirre y su respaldo a casos de apología al terrorismo
La grave denuncia periodística que realizó el programa Contracorriente sobre los vínculos de la editora del portal Wayka, Roxana Loarte, con el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) generó una serie de cuestionamientos e indignación sobre la presencia actual que tiene esta organización, conocida por ser el brazo político del grupo terrorista Sendero Luminoso, y la labor que realiza el portal respecto a la difusión de las noticias que tendría una ideología sesgada.
Los vínculos de Loarte con Movadef no queda en el ámbito político, sino también en el académico. Loarte redactó un texto titulado «Memorias incómodas en la sociedad peruana de postconflicto. Censura y persecución en el arte por la memoria histórica entre los años 2000 a 2018», publicada en el 2020 en la Revista de la Red de Intercátedras de Historia de América Latina Contemporánea. En este texto, hace referencia a que Elena Iparraguirre, cabecilla de Sendero Luminoso, fue una presa política y defendió imágenes que etiquetaban a Abimael Guzmán como héroe nacional y lo colocaban al mismo nivel que Juan Velasco Alvarado, ex presidente golpista. ¿Dichas afirmaciones podrían incurrir en apología al terrorismo, un delito con pena de cárcel?
En ese sentido, el análisis que realiza Loarte en el documento resultan preocupantes. En primer lugar, es importante recordar que Elena Iparraguirre fue una terrorista y miembro de alto rango de Sendero Luminoso, quien fue capturada en 1992 junto con Abimael Guzmán. Iparraguirre no fue una presa político dado que fue condenada a cadena perpetua por el tribunal militar por sus actos terroristas.
Además, en el texto, Loarte defiende las diversas formas de «arte» como memoria de los hechos ocurridos en nuestro país y utiliza de ejemplo el trabajo de dos universitarias que buscaron «medir la reacción y percepción de los ciudadanos respecto a su valoración sobre cuestionados personajes» y utilizaron un afiche donde se nombra a Abimael Guzmán como «héroe nacional», al igual que Juan Velasco Alvarado. Estas estudiantes fueron procesadas por apología al terrorismo. Loarte utiliza este caso para criticar las leyes peruanas, enmarcando lo sucedido en la libertad de expresión.
«Las naturalezas de este tipo de leyes se contraponen con la libertad de creación, la cual está enmarcada dentro de la libertad de expresión. Con estas modalidades de persecución se abrieron procesos de investigación a las exposiciones y a sus creadores, bajo la excusa o sospecha de hacer apología al terrorismo sin mayor análisis de los contenidos o mensajes de las obras», argumenta en el texto.
Otra de sus críticas se dirigió ante un caso de incautación a piezas de arte que se dio en 2017. La Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE) y el Ministerio Público incautaron más de 30 tablas de Sarhua que fueron enviadas desde Estados Unidos como una donación al Museo de Arte de Lima (MALI). Dichas tablas narran acciones guerrilleras y de adoctrinamiento dirigidas por Sendero Luminoso; hecho que Loarte también criticó, debido a que considera que son parte de la memoria de la población.
En conclusión, Loarte estaría enmarcando su razonamiento en cómo se debe cambiar la memoria para construir un razonamiento a futuro y plantea que incluso podría ser un espacio para la lucha política para quienes habrían conformado al «resistencia» en la época del terrorismo, alegando que habría que prestar atención al discurso de aquellos simpatizantes.