El problema de la descentralización: ¿Por qué no funciona a nivel nacional?

Desde hace casi dos décadas, la política de descentralización le otorgó mayor poder y recursos a los gobiernos sub nacionales en todo el Perú. Esto no solo permitió que las autoridades regionales y locales cuenten con mayor autoridad para administrar el dinero de los contribuyentes, sino que también fue útil para gestionar proyectos que se ajusten a los requerimientos de la ciudadanía.

Pese a ello, esta política de Estado ha demostrado no ser lo suficientemente eficiente durante los últimos años debido a que no existe una adecuada administración de recursos, incluso, cuando algunas regiones y distritos cuentan con una mayor recaudación de ingresos gracias al canon minero y regalías o al turismo y comercio.

Para David Tuesta, exministro de Economía, el principal problema de la descentralización recae sobre los hombros de los funcionarios públicos, quienes no cuentan con las capacidades y aptitudes para gestionar proyectos de saneamiento, salud o educación. Es importante recordar que, según un informe de la Contraloría General de la República, solo el 2% de funcionarios a nivel nacional aprueban con 18 el examen que mide sus aptitudes para ejecutar presupuesto público de inversión, mientras que un 11% apenas pasa la prueba. Un 87% de funcionarios resulta descalificado de este examen y deja en evidencia que desconoce cómo manejar el dinero público.

Otro inconveniente que reconoce Tuesta en su columna de opinión, la cual fue publicada en El Comercio, es la conformación de distritos de forma indiscriminada y sin seguir ningún lineamiento. Actualmente, el Perú cuenta con más de 1800 distritos, los cuales tienen un presupuesto asignado y que, incluso, es ampliamente superior a distritos capitalinos.

El ejemplo que plantea el economista es el de San Marcos, en Áncash, debido a que obtuvo un presupuesto de S/992 millones en 2022, mientras que el distrito de San Isidro, en Lima, apenas obtuvo S/67 millones. Sonaría lógico pensar que más dinero es sinónimo de más inversión en obras que beneficien a la ciudadanía, sin embargo, las cifras demuestran todo lo contrario. San Marcos, a pesar de contar con un presupuesto hasta 15 veces superior al del distrito de San Isidro, solo pudo ejecutar el 38% durante un año.

Entonces, podemos reconocer que no es un problema de dinero y recursos públicos, sino de gestión a cargo de funcionarios que carecen de las competencias necesarias para ejecutar proyectos e impulsar programas que mejoren la calidad de vida de los peruanos.