¿Por qué la recuperación económica no es igual en Puno que en Cajamarca?
Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, el Perú sufrió un duro golpe en la economía debido al cierre de empresas, aeropuertos y demás actividades comerciales. Además, las restricciones impuestas por el gobierno impedían que diversas festividades típicas se lleven a cabo con normalidad, incluso, cuando representaban un gran porcentaje de crecimiento económico para estos departamentos.
El caso de Cajamarca fue muy particular debido a que los carnavales en verano eran una fuente importante de ingresos para aquellas familias que se dedican enteramente al turismo, transporte y comercio. Por esta razón, durante los últimos dos años la cifra de visitantes que albergó la región fue ampliamente menor en comparación con el número de turistas que llegaron al departamento durante 2019 (1,025,993), según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Sin embargo, en 2023, Cajamarca recibió alrededor de 35 mil personas gracias al “Carnaval del Reencuentro”-nombre con el que se denominó a esta fiesta típica tras dos años de inactividad-, lo cual generó ganancias de hasta S/40 millones, de acuerdo a las proyecciones del presidente de la Cámara Regional de Turismo de la jurisdicción, Eusebio Díaz.
Pese a esta buena noticia, existen departamentos que no cuentan con la misma suerte debido a la desidia de sus autoridades y las violentas protestas organizadas por grupos radicales que exigen el cierre del Congreso, la renuncia de Dina Boluarte y una Asamblea Constituyente. Esta es la situación por la que atraviesa Puno, una de las regiones más populares entre los turistas y la más asediada por los manifestantes.
Hasta la fecha, diferentes puntos de este departamento continúan bloqueados, lo cual no solo imposibilita que los visitantes acudan a visitar los atractivos turísticos, sino que tampoco permiten el tránsito de cisternas de combustible o camiones que trasladan alimentos. Esto continúa perjudicando a las familias más vulnerables, quienes tienen que pagar casi S/200 por un balón de gas doméstico y altas sumas de dinero para adquirir productos básicos de higiene y alimentación.
En vista de que las protestas no cesarían, las autoridades departamentales, quienes también promueven las manifestaciones y violencia, decidieron no continuar con la festividad de la Virgen de la Candelaria, fiesta típica que impulsa la economía regional. De acuerdo a las estimaciones del Ministerio de Cultura, Puno dejó de percibir alrededor de S/113 millones al suspender esta festividad.
Al comparar ambos departamentos observamos cómo la violencia detiene el crecimiento de regiones como Puno, en donde los grupos radicales tienen una fuerte injerencia a nivel político y social. En cambio, aquellas ciudades que no ceden ante la violencia ejercida por los violentos manifestantes y vándalos continúan creciendo a nivel económico, lo cual se evidencia con altas sumas de dinero recaudadas al celebrar fiestas costumbristas como los carnavales.
Cabe recordar que, hasta 2021, Puno ocupó la primera posición en el ranking de regiones más pobres a nivel nacional, con un índice de pobreza monetaria de 42.6%, cifra superior al promedio nacional (25.9%). Esto revela cómo las autoridades, en lugar de promover actividades económicas, formales y que verdaderamente beneficien a sus habitantes, continúan azuzando a la ciudadanía para actuar en detrimento del gobierno de turno y, sobre todo, de nuestros propios compatriotas.