Violencia hasta el cansancio: protestas comienzan a perder legitimidad
Las violentas protestas desatadas tras la vacancia de Pedro Castillo han provocado la muerte de 58 peruanos y que decenas de edificios públicos y privados se vean gravemente afectados. Esta situación mantiene a la población preocupada debido a que todos están cansados del caos sembrado en las calles
Desde hace casi dos meses, el Perú se ha visto inmerso en una crisis social y política desatada por la vacancia de Pedro Castillo. Recordemos que el exmandatario intentó dar un fallido golpe de Estado y atentar contra las instituciones públicas y democráticas del país el pasado 7 de diciembre.
Pese a que las acciones de Castillo Terrones fueron duramente criticadas por las entidades democráticas peruanas, un sector radical de la población organizó violentas manifestaciones con la intención de reivindicar su imagen como presidente.
Estas marchas y actos vandálicos comenzaron en regiones como Puno, Cusco, Huancavelica, Apurímac y Ayacucho, sin embargo, con el tiempo llegaron a más departamentos e, incluso, se instalaron en la capital.
Nadie se opone a que los manifestantes organicen movilizaciones, no obstante, es cansado y preocupante para la ciudadanía que estas protestas dejan de ser pacíficas para comenzar a promover caos e incertidumbre en las calles.
Lamentablemente, las manifestaciones violentas han demostrado que estas personas son capaces de romper pistas, veredas y edificios públicos y privados para que el gobierno central atienda sus demandas, pese a que la mayoría de la población no esté de acuerdo.
Un claro ejemplo de las consecuencias que trae consigo esta crisis social es lo que sucede actualmente en Cusco. Para pena de muchos, esta región está perdiendo día a día sus mayores atractivos turísticos, porque los violentos manifestantes mantienen zonas aisladas con piquetes y llantas colocados en medio de las pistas.
Esto ha generado que cisternas cargadas con gasolina y diésel no puedan ingresar a la ciudad imperial y, por ende, no puedan abastecer a grifos y estaciones de servicio. Sin combustible los camiones recolectores de residuos sólidos no pueden programar el recojo de basura, mientras que sin balones de gas doméstico las familias cusqueñas no pueden cocinar.
A esto se le suma las innumerables pérdidas económicas de la región en sectores como turismo y transporte. A la fecha, el 80% de paquetes turísticos fueron cancelados en el departamento, lo cual representa un total de S/.12 millones en pérdidas.
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