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¿Por qué la exoneración del IGV a cinco alimentos tendrá poco impacto?

Redacción Vigilante Publicado 3:55 pm, 13 abril, 2022

Ejecutivo y Congreso se pusieron de acuerdo y acordaron incluir en la medida al pollo, huevos, fideos, pan y azúcar. Regirá por tres meses, entre el 1 de mayo y 31 de julio de 2022, pero hay datos y evidencia que apuntan a que no tendrá el efecto esperado en el bolsillo de la gente.

La carne de pollo es la que más se consume en el Perú (Foto: Andina).

Tras allanarse a la propuesta del Ejecutivo, el Pleno del Congreso aprobó este martes la exoneración temporal del Impuesto General a las Ventas (IGV) a cinco productos de la canasta básica familiar: pollo, huevos, fideos, pan y azúcar. La medida, que regirá entre el 1 de mayo y 31 de julio de 2022, recibió 95 votos a favor, 10 en contra y 3 abstenciones.

El objetivo es contrarrestar los efectos del alza de precios de los alimentos y combustibles que generaron protestas contra el Gobierno la semana pasada. En marzo del 2022, la inflación anualizada fue de 6.82%, la más alta de los últimos 26 años.

La norma aprobada señala además que se podrá utilizar el crédito fiscal del IGV pagado de “los principales insumos requeridos en el proceso productivo de los bienes exonerados, los cuales serán determinados mediante decreto supremo refrendado por el MEF”.

De esta manera se corrigió la autógrafa previamente aprobada por el Legislativo en la que se incluía productos que no eran de consumo masivo, y el plazo original de la propuesta del Ejecutivo, que planteaba que la exoneración se extienda todo este año.

¿Cuál será el impacto?

El principal problema con este tipo de medidas es que no tienen un impacto real y significativo en los bolsillos de las familias, por varias razones, según expertos.

“La reducción del IGV de 18% a 0% para los bienes exonerados tendrá un impacto incierto en los precios. La teoría económica sostiene que el traslado económico del IGV a los consumidores es solo parcial, aún en mercados competitivos. Es muy probable que en mercados concentrados la mayor parte del beneficio se quede en la cadena de producción y comercialización de los bienes”.

Luis Alberto Arias Minaya, exjefe de la Sunat y exviceministro de Hacienda.

Entre las razones por las cuales las exoneraciones del IGV para contrarrestar la inflación son una mala medida están el elevado costo fiscal que implican. En este caso, se dejará de recaudar cerca de S/ 50 millones, según cálculos del MEF.

Además, la inflación es un fenómeno no estático, y con un alza constantes de precios es difícil trasladar una exoneración IGV al precio final del consumidor. Al continuar subiendo los precios, el efecto se “licuará” día a día.

También porque se trata de una medida no focalizada, es decir, beneficiará a los que tienen recursos y a los que no. De hecho, solo el 5% del costo fiscal de la exoneración beneficiará a los más pobres, según un análisis de Phase Consultores.

Además, se puede generar una distorsión en el IGV, ya que no necesariamente se incluirá en la norma todos los insumos que se usan en los productos exonerados.

Por ejemplo, en el caso del pollo, el 40% de su materia prima e insumos no está exento del IGV, y los comerciantes de los mercados, que en su mayoría no tienen acceso a crédito fiscal, terminarían trasladando este costo extra al precio final del pollo, explicó Antonio Castillo, gerente del Instituto de Estudios Económicos y Sociales de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).

En conclusión, la exoneración se trasladaría solo parcialmente a precios al consumidor final y no resuelve el problema de las familias más pobres. “Lo eficiente, incluso a pesar de las fallidas experiencias recientes, sería la implementación de subsidios directos y focalizados”, señalan desde Phase Consultores, que alude que una medida mejor hubiera sido las transferencias de dinero a personas que realmente lo necesiten, como los bonos Yanapay, pero con una mejor focalización.

Efecto negativo

Cuando la medida no surta el efecto esperado, es probable que se culpe a la especulación y a las grandes comercializadoras y productores. Se usará políticamente para reforzar la narrativa del gobierno contra el libre mercado, y se volverá a proponer nacionalizaciones y expropiaciones en medio la inoperancia de las exoneraciones.

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