EDITORIAL: Siempre vigilante, por José Ignacio Beteta

Lúcido y de pie, el centinela medieval resguardaba desde una torre solitaria los “extramuros”; territorios ubicados fuera de las murallas de la ciudad, en donde se escondían bandidos y conspiradores, traidores y enemigos del pueblo. Silencioso pero eficaz, el centinela era fundamental para garantizar la paz del reino.

Hoy en día, los extramuros en donde habitan conspiradores y corruptos siguen existiendo, pero ya no son bosques frondosos y oscuros. Son casas en Breña, habitaciones de un hotel, salones privados en un restaurante, camionetas de seguridad del Estado, mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, cuentas bancarias y agendas.

Por eso nace Vigilante: para fiscalizar al poder público sin perderlo de vista, en todas sus entidades, autoridades y acciones, cada vez que quiera esconderse en la oscuridad para gastar nuestro dinero, contratar, legislar o decidir en desmedro de quienes sostenemos al Estado con el fruto de nuestro trabajo.

Vigilante nace para defender los derechos de todos los peruanos, especialmente el de aquellos que no tienen agua, luz, conectividad, carreteras, hospitales, ni colegios y que, además, sufren el embate de la naturaleza, como en Amazonas.

Nace porque por primera vez en nuestra historia reciente, y en menos de 120 días, el gobierno de turno ha realizado casi 60 contrataciones sospechosas, cambiado a 10 ministros, intervenido de forma arbitraria en los ascensos de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú, despachado clandestinamente con empresarios oscuros, y permitido que personajes vinculados al terrorismo ocupen cargos clave en la burocracia del Estado. Quizás si un proyecto así hubiera surgido antes, no habríamos llegado a este punto tan crítico, pero nunca es tarde para empezar.

Finalmente, Vigilante nace para construir una ciudadanía empoderada y consciente. Somos un equipo joven que peleará por los anhelos y expectativas de todos los peruanos, convocando a especialistas y profesionales comprometidos, y realizando un análisis profundo, agudo, basado en evidencia, sin sesgos ideológicos, o intereses, siempre a la caza de cualquier acto de corrupción, injusticia, abandono, o indiferencia de parte de políticos y funcionarios estatales que recibieron de nosotros el poder para servir, no para servirse a sí mismos.

A partir de hoy, no podemos dejar de vigilar al poder público. A partir de hoy, todos debemos ser vigilantes.