Fecha: 26 diciembre, 2025 Tipo de cambio : s/ 3.359

¿Por qué Javier Milei se convirtió en la peor pesadilla del populismo?, por Mercedes Llano

Redacción Vigilante Publicado 8:55 am, 26 diciembre, 2025

Por Mercedes Llano, diputada argentina.

En el año 2023, en un marco de escepticismo y hartazgo con la política, la mayoría de los argentinos decidió depositar su confianza en un outsider de la política que encarnaba el fin de un ciclo populista agotado y representaba la expectativa de reinstauración del ideario liberal decimonónico que erigió al país en una potencia.

Javier Milei es un emergente de la política que, sin estructura partidaria y con una exigua minoría parlamentaria, logró encauzar institucionalmente un cambio de época signado por el voto joven y la restitución de la libertad como eje estructurante de nuestra organización política.

Un presidente disruptivo que procuró retornar a las bases alberdianas mediante la reconstrucción de un orden político, económico y social asentado en la doctrina liberal y la economía liberal de mercado que fue establecido en la Constitución Nacional de 1853 y aportó prosperidad al país. Orden político, económico y social liberal que fue progresivamente erosionado y desmontado merced al predominio de una ideología dirigista y a la primacía de prácticas corporativistas, patrimonialistas y clientelares hondamente arraigadas. Factores que confluyeron a configurar un modelo de estado elefantiásico y omnipresente, un mercado raquítico asediado por el capitalismo prebendario y una ciudadanía subsumida ante el yugo de la dependencia estatal.

El populismo proteccionista y corrupto, exacerbado durante los gobiernos kirchneristas, bajo el pseudo relato del “Estado presente” y la negación del individuo, nos dejó como herencia una profunda decadencia en todos los planos, principalmente en el moral y económico. Gobiernos cuyo legado fue una elevadísima inflación, casi la mitad de la población empobrecida, una economía estancada y aislada internacionalmente, un estado sobredimensionado, deficitario, plagado de privilegios y una corrupción endémica.

Ante el rotundo fracaso de las ideas colectivistas y la crisis terminal en la que el kirchnerismo sumió al país, Javier Milei avanzó en un programa de gobierno focalizado en equilibrar las cuentas públicas y desmantelar el modelo intervencionista y sus aparatos de dominación ideológica, construidos a fuerza de niveles exorbitantes de gasto público y pauta publicitaria, a los fines de devolver a los individuos sus libertades saqueadas. Un proyecto político que procuraba redefinir categóricamente el rol del Estado reduciéndolo a su mínima expresión y circunscribiéndolo al ejercicio de sus funciones primigenias del contrato social, orientadas a preservar la integridad física y garantizar el estado de derecho a los fines de liberar las fuerzas productivas. De ese modo, el rediseño institucional promovido por el actual gobierno argentino apunta a reconstruir un Estado chico con un mercado fuerte e inserto en el mundo y ciudadanos críticos y libres que progresen sobre la base de su esfuerzo personal y una renovada cultura del trabajo.

A los efectos de instrumentar su plan de gobierno, Javier Milei impulsó una estrategia de reforma radical y de shock, asentada sobre los valores de la eficiencia, la eficacia, flexibilización, la transparencia y la imparcialidad, que consta de dos etapas: una de orden y otra de transformaciones estructurales que generen las condiciones para garantizar el progreso.
En la etapa inicial se ha puesto el foco en a) la reducción de la inflación y el sostenimiento del equilibrio fiscal mediante la eliminación de la emisión monetaria y el férreo disciplinamiento del gasto público; b) la modernización y la drástica reducción del Estado vía racionalización estructural, disminución de dotaciones, inicio de privatizaciones, desburocratización, fenomenal desregulación y supresión de impuestos; c) ruptura del status quo mediante el desmantelamiento de una red de intermediación coercitiva de las políticas sociales, erradicación de privilegios sindicales y políticos, cancelación de la pauta publicitaria y desguace de un esquema prebendario y corrupto de concesión de la obra pública. Mientras que la segunda fase de reformas, con un bloque parlamentario más numeroso y un amplio respaldo electoral, apunta a la implementación de reformas estructurales como la laboral, la fiscal y penal, entre otras transformaciones sustanciales.

El tránsito del modelo de casta al modelo liberal, mediante una dinámica de reformismo permanente, se ha traducido en la obtención del menor nivel de gasto público en relación al PBI desde el 2008, desaceleración drástica de la inflación, equilibrio fiscal, reducción de la pobreza del 53% al 27,5% entre enero del 2024 y noviembre del 2025, contracción del 50% de los estamentos de cargos políticos y baja de 52.000 cargos públicos a julio del 2024, eliminación de organismos que operaban como cajas políticas e instrumentos de la burocracia militante y alineamiento internacional de Argentina a las democracias consolidadas, entre otros grandes y múltiples logros. Un paradigma liberal reeditado que, en cumplimiento de nuestra Constitución Nacional, busca asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.

COMPARTIR NOTICIA

MÁS SOBRE