Cierres recurrentes de aeropuertos regionales frenan inversión y turismo en Perú
Cierres reiterados, obras inconclusas y trabas burocráticas frenan la modernización de los aeropuertos regionales, poniendo en riesgo la reactivación turística y la competitividad del país.
 
      
       
						Durante octubre, varios aeropuertos regionales suspendieron operaciones por trabajos de mantenimiento, repitiendo un patrón que se ha vuelto estructural en la gestión aeroportuaria peruana. Aunque los cierres se justifican por razones técnicas, exponen la falta de planificación y coordinación estatal, afectando a aerolíneas, pasajeros y al turismo.
En Cusco, el Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete interrumpió vuelos entre las 20:00 del 13 de octubre y las 8:00 del día siguiente para aplicar asfalto con polímeros. Según Corpac, se trató de un mantenimiento preventivo, pero afectó a Latam, Sky y JetSmart. En Huánuco, el aeropuerto Alférez FAP David Figueroa Fernandini suspendió operaciones del 20 al 31 de octubre para sellado de grietas y repintado. Los vuelos de Star Perú y ATSA Airlines se reanudaron el 1 de noviembre. En Juliaca, el Aeropuerto Internacional Inca Manco Cápac ejecuta un mantenimiento mayor valorizado en US$4 millones, programado hasta el 5 de noviembre.
Golpe económico y trabas para despegar
Las paralizaciones no solo alteran itinerarios: golpean directamente la economía. En Iquitos, por ejemplo, la escasez de combustible Jet A-1 en octubre paralizó el transporte aéreo de carga durante cuatro días, generando pérdidas diarias de S/4 millones y una caída del 8,5% en vuelos de carga, según ComexPerú. Pero el problema va más allá de la operación diaria. Detrás de cada cierre hay un sistema de gestión lenta y fragmentada que impide soluciones de fondo.
Para Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo, el deterioro de los aeropuertos regionales “es una vergüenza nacional” que desalienta la llegada de visitantes y frena el desarrollo de nuevos destinos. Entre enero y abril de 2025, el país recibió 1,085,228 turistas internacionales, un 25,8% menos que en 2019 pese al leve repunte frente a 2024. Regiones como Huánuco, Juliaca, Cusco e Iquitos, donde el avión es la principal vía de acceso, han visto reducir su actividad comercial y hotelera por cancelaciones y desvíos.
El Gobierno anunció un programa de US$4,800 millones para modernizar 17 aeropuertos administrados por Aeropuertos del Perú (ADP) y Aeropuertos Andinos del Perú (AAP), pero la ejecución avanza con lentitud por trabas burocráticas y demoras en la aprobación de adendas. En Juliaca y Arequipa, la demanda de pasajeros supera en 51% las proyecciones iniciales sin que las obras de ampliación hayan comenzado.
La estatal Corpac anunció una inversión récord de S/190 millones (US$51 millones) en 2025 para renovar equipamiento y sistemas de navegación, la cifra más alta en dos décadas. Sin embargo, gremios y usuarios cuestionan la falta de planificación integral: los trabajos suelen ser reactivos, dispersos y sin coordinación con los concesionarios privados. Así, mientras los anuncios de inversión se multiplican, las pistas siguen cerrando y el país continúa perdiendo competitividad.
El lento avance del Tercer Grupo de Aeropuertos
Proinversión lidera el Tercer Grupo de Aeropuertos, un proyecto destinado a modernizar los terminales de Jaén, Huánuco, Ilo, Rioja, Chimbote y Yurimaguas, además de operar el futuro Aeropuerto Internacional de Chinchero en Cusco. La inversión estimada asciende a US$220 millones y busca beneficiar a más de 3,6 millones de pasajeros al año.
En septiembre de 2025 se presentaron los estudios técnicos para Nuevo Chimbote y Yurimaguas, pero el proceso de concesión avanza con lentitud. Según ComexPerú, los proyectos del primer grupo, valorizados en más de US$3,000 millones, también enfrentan retrasos por devoluciones de estudios y observaciones del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, lo que ha frenado inversiones en terminales estratégicos como Trujillo y Piura.
Para Evans Avendaño, gerente general de Aeropuertos del Perú, las concesiones cofinanciadas “siguen atadas a los tiempos del Estado”, trasladando la burocracia pública al ámbito privado y postergando la modernización de la infraestructura aérea.
El desafío ya no es solo invertir, sino ejecutar con eficiencia, planificar con previsión y garantizar continuidad operativa. En 2025, el tráfico aéreo nacional creció 7,6%, movilizando más de 21 millones de pasajeros, con el Jorge Chávez concentrando casi 62% del total. Sin embargo, solo tres aeropuertos concesionados cumplen los niveles mínimos de servicio, según Ositrán, mientras terminales como Tumbes, Trujillo e Iquitos siguen entre los más rezagados. Sin una reforma profunda, los aeropuertos regionales seguirán reflejando la misma paradoja que hoy frena al Perú: una economía que quiere despegar, pero con las alas atadas a la burocracia.
