La ineficiencia estatal obliga a peruanos a cruzar la frontera por servicios básicos


En los distritos limítrofes del Perú, la falta de políticas públicas efectivas y la poca presencia del Estado obligan a muchos pobladores a cruzar hacia los países vecinos para acceder a servicios básicos como salud y educación. La reciente controversia con Colombia por el distrito de Santa Rosa, en Loreto, encendió las alarmas de Vigilante.pe sobre qué está pasando en las localidades colindantes con Brasil, Ecuador, Chile y Bolivia.
Por ejemplo, la infraestructura sanitaria en distritos fronterizos solo cubre entre el 40 % y 60 % de la demanda, según el Ministerio de Salud; y más del 30 % de las escuelas carecen de equipos tecnológicos mínimos, de acuerdo a cifras oficiales y censos de organismos internacionales. La burocracia rígida, la falta de coordinación entre instituciones y el desinterés político han dejado en meras promesas los anuncios de inversión en estas comunidades.
Santa Rosa, el ejemplo más crudo de un Estado ausente
El distrito de Santa Rosa de Loreto fue creado oficialmente el 3 de julio de 2025 mediante la Ley N.° 32403, en medio de la polémica diplomática con Colombia. Alberga a unos 3,500 habitantes que cruzan a diario hacia Leticia (Colombia) o Tabatinga (Brasil) en busca de atención médica y colegios.
La situación educativa en este distrito es especialmente crítica: la única escuela, la Institución Educativa “República del Perú”, funciona con recursos limitados y en una zona de difícil acceso, aunque atiende a unos 700 estudiantes, entre ellos 40 provenientes de Colombia y Brasil. Tras la disputa por la isla, el Gobierno peruano anunció una inversión de 33 millones de soles para mejorar escuelas en zonas fronterizas, incluyendo este plantel. Sin embargo, muchos estudiantes peruanos optan por cruzar hacia Tabatinga para estudiar en colegios brasileños, convencidos de que allí existen mayores oportunidades académicas.
En salud, el centro médico de categoría 1-3 en Santa Rosa solo brinda atención ambulatoria y emergencias básicas, sin capacidad para procedimientos complejos como cesáreas, lo que obliga a pacientes a atenderse en Brasil, donde los servicios son gratuitos. En paralelo, en otras zonas de frontera como Iñapari en Madre de Dios, la cooperación sanitaria con Brasil se ha vuelto esencial, atendiendo a más de 100,000 ciudadanos al año y reforzando la dependencia de pobladores peruanos al país vecino.
Turismo médico en Tacna, una oportunidad de crecimiento
El masivo flujo de chilenos hacia Tacna en busca de atención médica se ha convertido en un fenómeno constante en la frontera sur del país. Solo en 2024, un millón de extranjeros ingresaron por la frontera con Arica, de los cuales 850,000 eran chilenos, según cifras oficiales. La razón principal: los servicios de salud en Tacna son hasta 70 % más económicos que en Chile, lo que ha hecho de la ciudad peruana un destino preferido para tratamientos odontológicos y oftalmológicos. La Cámara Nacional de Turismo calcula que cerca de 50,000 chilenos viajan exclusivamente para atenderse en clínicas dentales tacneñas.
Esta dinámica representa tanto una oportunidad como una debilidad. Por un lado, ha convertido a Tacna en un polo de turismo médico que sostiene gran parte de su economía regional. De acuerdo con la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo, hasta el 70 % de los ingresos locales provienen de actividades vinculadas al flujo fronterizo. Sin embargo, esa misma dependencia deja a la ciudad en situación de vulnerabilidad frente a eventos externos. El cierre de la frontera durante la pandemia reveló esta fragilidad: las pérdidas superaron los 300 millones de dólares anuales y miles de pequeños comerciantes vieron colapsar sus ingresos ante la ausencia de visitantes chilenos.
El problema se agrava con la precariedad del mercado laboral. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, en el segundo trimestre de 2024 solo el 29 % de los 165,000 empleos registrados en Tacna eran formales. Es decir, el 71 % restante se desempeñaba en la informalidad. Esta realidad evidencia que, aunque el turismo transfronterizo genera dinamismo económico, no garantiza un desarrollo sostenible. La gestión del Estado peruano frente a esta situación sigue siendo insuficiente: no ha impulsado políticas que transformen la bonanza en oportunidades duraderas para la población, dejando a Tacna atrapada entre la dependencia de la frontera y la falta de un modelo de desarrollo propio.
El contraste entre nuestros vecinos Ecuador y Bolivia
En la frontera norte, Perú y Ecuador han logrado un modelo de cooperación más estructurado. Ambos países mantienen convenios de atención médica recíproca que permiten que los residentes de zonas limítrofes accedan gratuitamente a los servicios de salud en cualquiera de los dos países. Cerca de 20,000 ciudadanos al año se benefician de este sistema, según reportes oficiales. El Programa Socio Sanitario Binacional, financiado por la cooperación italiana, ha fortalecido esta integración al facilitar el acceso a medicamentos y tratamientos en hospitales tanto peruanos como ecuatorianos.
En el sur, en cambio, la situación con Bolivia muestra un panorama distinto marcado por la crisis económica que atraviesa ese país. Entre enero y mayo de 2025 se registraron más 102,000 ingresos de ciudadanos bolivianos al Perú, un aumento de más de 8,000 personas respecto al mismo periodo de 2024. Mientras los peruanos cruzan el lago Titicaca en busca de productos básicos más baratos —por ejemplo, 10 panes a S/1.20 frente a los S/3.50 que cuestan en Perú—, los bolivianos se dirigen principalmente a Desaguadero y Tacna para acceder al mercado de divisas, ante la escasez de dólares en su país.
Ante esta precariedad, la inversión privada a través de Alianzas Público-Privadas surge como una herramienta estratégica. Experiencias como Tacna muestran que la participación del sector privado dinamiza la economía local: el turismo médico, por ejemplo, representa hasta el 35 % de la actividad vinculada al comercio, generando empleo y aliviando la presión sobre un sistema público debilitado. Promover un entorno favorable para estas iniciativas no es solo una política económica, sino una estrategia de desarrollo. Además, también son necesarias políticas de integración y cooperación binacional. Las fronteras no son solo límites geográficos: son territorios donde la vida resiste en medio del abandono estatal.