Las promesas de Dina Boluarte para Puno: anuncios ambiciosos y escasa ejecución


En su último mensaje presidencial del 28 de julio, Dina Boluarte presentó una lista extensa de proyectos e inversiones, destacando los sectores de infraestructura, salud, educación y energía. La región de Puno recibió numerosas menciones, aunque el enfoque general fue más enunciativo que sustantivo, sin detalles sobre ejecución presupuestal, estudios de viabilidad, avances físicos o cronogramas definidos.
Uno de los anuncios más importantes fue el proyecto de agua potable y alcantarillado para Juliaca y San Miguel, considerado por la presidenta como una de las intervenciones más ambiciosas de saneamiento urbano en el país. Con una inversión de 1,7 millones de soles y proyección de beneficio para más de 370,000 personas, este megaproyecto ha sido reiterado en varios discursos previos, sin que se hayan evidenciado avances significativos. Boluarte mencionó que se le hará seguimiento en 2026, lo que sugiere que aún permanece en etapa preliminar.
En el ámbito energético, la mandataria mencionó la incorporación de nuevas centrales eólicas, solares e hidráulicas —una en Puno— con inversión privada global de 1,2 millones de dólares. Además, dijo que se completaron proyectos de transmisión eléctrica por 246 millones, y que se adjudicarán otros por 843 millones, incluyendo también a la región. En esa línea, prometió 26 proyectos de electrificación rural con participación de Puno, aunque omitió detalles sobre la cobertura. Y sobre el proyecto gasífero Candamo, que abarcaría Puno y Madre de Dios, Boluarte volvió a considerarlo como parte de sus nuevas promesas. No obstante, es importante señalar que el proyecto fue presentado por la empresa de energía Cálidda al poder Ejecutivo a fines del 2023 y aún no hay avances.
En salud, la presidenta anunció la implementación de una unidad oncológica funcional en Puno, y otra más para 2026, como parte de una red nacional. Sin embargo, no detalló su operatividad actual, recursos humanos o disponibilidad de insumos. En cuanto a educación, Puno fue incluida entre las regiones que recibirán 34 Escuelas Bicentenario a fines de 2025, supuestamente en beneficio de 65,000 estudiantes. También quedaron pendientes actualizaciones sobre el Hospital de Desaguadero y la reconstrucción del Hospital Manuel Núñez Butrón, que fueron anunciados en 2024 pero sin seguimiento en este último discurso.
En infraestructura vial, Boluarte indicó la mejora de ocho carreteras —incluyendo a Puno—, la culminación de 137 puentes y la ejecución de otros 87, pero sin detallar tramos o ubicaciones. Además, prometió que se implementarán siete puentes modulares en la región hacia julio de 2026. Otros anuncios incluyeron la culminación del relleno sanitario en Ilave, parte de un paquete de cinco plantas de valorización con una inversión total de 45 millones de soles. Además, indicó que se realizaron más de 12,6 millones de atenciones en comunidades altoandinas y rurales, incluyendo Puno, mediante plataformas móviles multiservicio, aunque sin evidencia del impacto real ni de indicadores de calidad.
Gobierno de Boluarte sin avances contra la anemia infantil en Puno
La jefa de Estado señaló que el Gobierno implementó el Plan Multisectorial para la Reducción y Control de la Anemia Materno‑Infantil en el Perú 2024‑2030, coordinado entre varios ministerios, con acciones como acceso a agua segura, saneamiento, seguridad alimentaria, fortificación de alimentos, y promoción del consumo de carnes y productos hidrobiológicos, así como campañas de educación masiva. En ese sentido, anunció el lanzamiento del programa “Niños de Hierro”, para orientación sobre lactancia materna, suplementación de hierro y alimentación complementaria rica en hierro.
Sin embargo, en Puno, la anemia infantil ha mostrado un preocupante retroceso, con un incremento del 10,3 % respecto a los niveles prepandemia, situando a la región entre las más afectadas del país. Pese al aumento presupuestal destinado al desarrollo infantil temprano —de 12,4 millones de soles en 2023 a más de 45 millones de soles en 2025—, la prevalencia sigue siendo alarmante: 76,0 % de los niños menores de tres años padecen esta condición.
El deterioro en Puno es visible tanto en zonas urbanas como rurales, con un impacto especialmente severo en niños de entre 6 y 12 meses, etapa en la que más de la mitad sufre deficiencia de hierro. Factores como el menor acceso a agua segura —cuyo uso clorado cayó del 37,1 % al 29,4 % entre 2019 y 2024— y la mala nutrición materna contribuyen al avance de la enfermedad. Esta situación, además de comprometer el desarrollo intelectual de miles de niños, pone en evidencia que el aumento del financiamiento público no ha sido acompañado de una mejora en la gestión.
A pesar del volumen de anuncios y el protagonismo que tuvo Puno en el discurso presidencial, la constante fue la ausencia de datos verificables: no se ofrecieron indicadores de avance físico, plazos concretos ni mecanismos claros de fiscalización. Muchas de las promesas ya habían sido hechas en años anteriores, sin que hasta ahora se traduzcan en mejoras visibles para la población. Puno, una región históricamente relegada, continúa esperando que los anuncios se conviertan en realidades. Por ahora, el mensaje de Boluarte deja más interrogantes que certezas sobre el futuro de sus principales proyectos.