El debate sobre las 5 millas y la pesca industrial en Áreas Naturales Protegidas

¿Hasta dónde se debe permitir la pesca en el país? Las primeras 5 millas del mar peruano se encuentran por ley reservadas para proteger la biodiversidad de las especies marinas y su ciclo de vida. La pesca industrial opera más allá de ese límite, respetando la norma. Incluso la Ley de Áreas Naturales Protegidas prohíbe la actividad en dichas zonas. Pero en las últimas semanas hay una discusión para aumentar el porcentaje de áreas marítimas preservadas.
Redacción Vigilante Publicado 9:31 am, 20 junio, 2025

Uno de los principales puntos del Acuerdo por la Biodiversidad de la ONU —que nuestro país suscribió en el 2022— compromete al Perú a alcanzar la denominada meta “30×30”. Un objetivo que plantea que las naciones firmantes del Tratado de Kunming-Montreal protejan al menos el 30% de sus zonas terrestres y marinas antes del 2030. La intención es noble: preservar los ecosistemas más valiosos del planeta frente a amenazas como la contaminación, la sobreexplotación de recursos o el cambio climático, pero en la práctica esta limitación no cuenta con argumentos avalados en evidencia científica. Además, la ley ya prohíbe la pesca industrial dentro de las primeras 5 millas y en las Áreas Naturales Protegidas.

¿Las 5 millas no son suficientes? Por una parte, algunas ONG insisten en que la variedad de especies que viven en el litoral peruano se verían depredadas y los hábitats costeros se verían afectados si no se cumple con la “meta 30×30”. Sin duda, más allá del crecimiento económico que trae la pesca industrial para el sector, la preocupación por el cuidado del litoral es lo que más preocupa a todos los peruanos. Pero expertos y productores del sector cuestionan que se pretenda aumentar las áreas marítimas protegidas con base en un consenso político y no en una meta técnica fundamentada. 30% es una cifra redonda, fácil de comunicar y simbólicamente poderosa, pero que podría simplificar en exceso una realidad compleja y heterogénea.

De acuerdo a la Ley General de Pesca, la pesca industrial se debe practicar pasadas las 5 millas como regla general, pero la controversia se da porque la Ley de Áreas Naturales Protegidas prohíbe la pesca industrial en dichas áreas. Mientras que para algunos especialistas la prohibición es total, para otros es parcial. Para el sector pesquero, la prohibición no es absoluta y depende del Plan Maestro de cada Área Nacional Protegida (ANP), ya que cuentan con sus propios derechos adquiridos. Todo esto, por supuesto, más allá de las 5 millas. El sector industrial defiende esta postura, pero aún no hay consenso legal ni técnico.

No hay evidencia científica de que la pesca industrial afecte las ANP

A pesar de que el debate sigue latente, hasta el momento no hay evidencia científica que demuestre que la pesca industrial pasadas las 5 millas, debidamente supervisada y que cumpla con los estándares de seguridad ambiental requeridos se presente como una amenaza para el ecosistema. Las pesqueras industriales son, en realidad, las más fiscalizadas. Y si cumplen, ¿por qué prohibir sin evidencia?

De hecho, los fenómenos ambientales han afectado más a la fauna y flora que la pesca industrial regulada. Por ejemplo, variaciones en la abundancia de especies como la pota han sido observadas en relación con fenómenos naturales en años recientes, mostrando la influencia de estos eventos sobre los ecosistemas marinos.

Caso Paracas y la prohibición inexistente

En febrero de este año, resonó el caso de la Reserva de Paracas. La Cámara de Comercio de Lima fue clara: no existe prohibición de pesca fuera de las 5 millas y pidió que las decisiones se tomen en base a criterios científicos y no por sesgos proteccionistas. Además, señaló que las resoluciones ministeriales emitidas que autorizan las temporadas de pesca nunca establecen prohibiciones de pesca fuera de las 5 millas en el lugar.

Si bien la pregunta sigue abierta: ¿debe o no debe permitirse la pesca industrial pasadas las 5 millas?, la respuesta del Estado debe llegar respaldada de un debate técnico y estudios que demuestren qué es lo que más le conviene al país. Produce y Sernanp deben definir con claridad su posición técnica. No se trata de dar decisiones populistas, sino de guiarnos de lo que la industria formal viene demostrando.

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