Fugas y hacinamiento exponen crisis del sistema penitenciario en el país

En Perú, el sistema penitenciario atraviesa una etapa crítica: fuga de cárceles y hacinamiento. Las cárceles del país, lejos de ser complejos modernos que garanticen la correcta detención de un delincuente, se han convertido en foco de fuga, corrupción y violencia. 
Francisco Erazo Publicado 4:34 pm, 6 mayo, 2025

En solo una semana, el país fue testigo de tres fugas que expusieron la debilidad del sistema carcelario del país. Un reo, con pena privativa de 10 años, se escapó del penal de San Juan de Lurigancho. En videos proporcionados por vecinos de la zona, se vió como John Kennedy Sebastián, de nacionalidad venezolana, saltó un muro de ladrillo y dio sus primeros pasos en libertad al promediar las 7:30 p.m. El viernes 2 de mayo, seis jóvenes se fugaron del Centro juvenil de Maranguita y, al menos 17 personas huyeron de un supuesto centro de rehabilitación en Cieneguilla, que ni siquiera contaba con licencia del Ministerio de Salud.

Estos casos, que parecen aislados, revelan un patrón en común: la fragilidad estructural del sistema penitenciario en el país.

CÁRCELES DESBORDADAS.

El hacinamiento carcelario es uno de los problemas más visibles. Según el panel estadístico de la población penitenciaria del INPE, existen 69 establecimientos penitenciarios que, en total, tienen una capacidad de albergue de 41,556 reos. Sin embargo, la población actual de reos es de 98,127. Es decir. Existe una sobrepoblación penitenciaria del 136.1%. Según el INPE, de los 69 centros penitenciarios, 48 de ellos están en condición de hacinamiento.

San Juan de Lurigancho, el penal más grande del país, opera con más del doble de su capacidad, lo que convierte cualquier protocolo de seguridad en una misión imposible.

CORRUPCIÓN: EL ENEMIGO DENTRO

El Instituto Nacional Penitenciario (INPE) arrastra un serio problema estructural que juega a la par de una de las recientes fugas: corrupción. En el caso de la fuga del penal de San Juan de Lurigancho, el INPE reveló que tres agentes fueron detenidos tras la fuga. Los agentes presuntamente involucrados son Ricardo Salas Pérez, Guillermo Huarachi Salas y César Inga Vásquez.

Según la Unidad de investigación de América Televisión, el primero de ellos era el encargado del pabellón 10, donde se encontraba recluido el reo. El segundo tenía a su cargo la garita seis y, el tercero custodiaba la garita número cuatro, rutas clave para el escape del convicto.

Mejorar el patrullaje y capacidad operativo de la Policía Nacional es importante, pero mientras no se fortalezca el sistema penitenciario, ninguna estrategia de seguridad puede ser efectiva. No solo se trata de construir más cárceles, sino de acabar con la corrupción, modernizar los centros ya existentes y capacitar al personal.

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