ONPE y JNE: ¿Qué no se debe repetir en las próximas elecciones generales 2026?


Durante las últimas elecciones generales, el ambiente político en Perú estuvo fuertemente polarizado por ideologías, narrativas y falta de transparencia en procesos electorales; lo que generó desconfianza en las principales entidades encargadas de velar por el fiel cumplimiento de los comicios: la ONPE y la JNE. Pero, ¿cuáles son sus funciones y qué errores no deberían repetirse de cara a las elecciones generales de 2026?
Mientras que la ONPE es un organismo constitucional autónomo encargado de organizar y ejecutar los diversos procesos electorales (incluidos los de referéndum y de consulta popular), diseñar la cédula de sufragio, actas electorales, formatos y cualquier material para la realización de los procesos electorales; el JNE es la entidad encargada de administrar justicia en materia electoral, fiscalizar la legalidad del ejercicio del sufragio, mantener el Registro de Organizaciones Políticas (ROP), proclamar los resultados del referéndum o de cualquier otro tipo de consulta popular, declarar la nulidad de los procesos electorales en los casos señalados por la Constitución Política del Perú y absolver consultas formuladas por los demás organismos del Sistema Electoral sobre la aplicación de las leyes electorales.
Si bien las funciones y responsabilidades son claras, es preciso mencionar que, en 2021, existieron varios problemas que pusieron en duda la credibilidad de ambos organismos. Tras los comicios de ese año, el jefe de la ONPE, Piero Corvetto, se negó a hacer públicas las actas cuestionadas bajo el presunto argumento de fraude electoral. Asimismo, se identificaron demoras en los resultados, fallos técnicos en los portales y comunicación limitada. Por su parte, el JNE, bajo la dirección de Jorge Luis Salas Arenas, no actuó de manera célere al resolver las impugnaciones y observaciones.
Según la Constitución, las decisiones del JNE no pueden ser revisadas, lo que debería garantizar su transparencia. Sin embargo, la falta de claridad en su accionar generó serios cuestionamientos en torno a la entidad. Es por este motivo que, para las elecciones de 2026, tanto la ONPE como el JNE deberán demostrar que el proceso electoral puede ser ordenado y, sobre todo, transparente. Las fallas de 2021 no deben repetirse y, por el contrario, se debe velar por la rendición de cuentas y el libre acceso a la información en materia electoral.
