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Bolivia en crisis: el colapso del gas pone en jaque su economía

La caída en la producción de gas natural en Bolivia desató inflación, escasez y protestas en Bolivia. La falta de inversión y planificación dejó al país sin alternativas, mientras el gobierno lucha por contener una crisis que amenaza con empeorar.
Gabriela Llontop Publicado 9:52 am, 31 marzo, 2025

Durante más de una década, Bolivia disfrutó de una bonanza económica alimentada por la estatización del sector hidrocarburos, en particular el gas natural, que se convirtió en el motor de su crecimiento. Pero hoy, esa prosperidad se desvanece rápidamente, revelando una crisis económica que el gobierno parece incapaz de controlar. La producción de gas, que alguna vez sostuvo las finanzas del Estado y las reservas de divisas, cayó en picada, y con ella, la estabilidad económica económica del país

La consecuencia de esta crisis se refleja en la inflación, que ha alcanzado el 12,03% interanual hasta enero de 2025, el nivel más alto desde 2008. El gobierno de Luis Arce intentó mantener los subsidios al combustible, pero la escasez de dólares complicó la importación, generando largas filas en estaciones de servicio y afectando el transporte y la producción agrícola.

Ahora, los precios de los alimentos y bienes básicos han aumentado hasta en un 200%, haciendo que la situación sea insostenible para la población. Las recientes protestas, protagonizadas por transportistas e indígenas, reflejan el creciente descontento social ante la falta de respuestas efectivas del gobierno.

MIRADA A LA HISTORIA

Desde la nacionalización de los hidrocarburos en 2006, Bolivia no logró atraer inversiones para explorar y desarrollar nuevos yacimientos, lo que ha llevado a una caída del 45% en la producción de gas natural entre 2014 y 2023. A pesar de planes sectoriales optimistas, la gestión deficiente y la falta de inversión han provocado el agotamiento de los campos productivos y una actividad exploratoria insuficiente, poniendo en riesgo un recurso clave para la economía del país.

UN OPTIMISMO GASEOSO

La planificación energética de Bolivia se basó en proyecciones demasiado optimistas, asumiendo que la nacionalización impulsaría la exploración y descubrimientos significativos. Sin embargo, la falta de inversión y el envejecimiento de los yacimientos redujeron la producción, afectando exportaciones e ingresos, y debilitando la economía del país.

Para la economista y directora de la Asociación de Contribuyentes del Perú, Camila Costa, éste es un modelo en declive, debido a que el problema de raíz se basa en que Bolivia nunca diversificó su economía, dependiendo únicamente de este recurso finito. “Durante años, el gas natural fue la gallina de los huevos de oro, pero cuando esta fuente comenzó a secarse, el país no estaba preparado para enfrentar las consecuencias. La dependencia del gas ha dejado a Bolivia vulnerable a las fluctuaciones del mercado global y a su propia falta de exploración. La perspectiva futura no se ve bien. Si Bolivia no descubre nuevos yacimientos pronto, podría enfrentarse a la posibilidad impensable de tener que importar gas natural en el mediano plazo”, sentenció.

Gabriela Llontop Periodista y redactora

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