Fecha: 1 abril, 2025 Tipo de cambio : s/ 3.66

Una educación que no educa

A pesar del millonario presupuesto en educación, los estudiantes peruanos siguen sin lograr aprendizajes clave: 7 de cada 10 no alcanzan el nivel mínimo en matemáticas y 5 de cada 10 no entienden lo que leen. Mientras los colegios públicos muestran graves deficiencias, los privados logran mejores resultados. ¿Por qué la educación depende del poder adquisitivo de las familias? ¿Le conviene a la política mantener ciudadanos sin capacidad de discernimiento?
Gabriela Llontop Publicado 10:32 am, 14 marzo, 2025

La educación pública en el Perú atraviesa una crisis estructural que el Estado no logra resolver. Con una brecha de infraestructura educativa calculada por el MINEDU en S/ 158,832 millones y el 16.2% de colegios en riesgo de colapso, el panorama es desolador. A esto se suma que solo 3 de cada 10 colegios públicos (69,244 instituciones educativas a nivel nacional hasta 2024) acceden a servicios básicos como agua, desagüe y electricidad simultáneamente. ¿Cómo pueden aprender nuestros niños en estas condiciones?

Mientras el Estado abusa de la educación virtual, la cual evita que los alumnos mejoren su nivel educativo e impulsa la deserción escolar, los resultados en las pruebas de desempeño confirman lo que todos los peruanos sospechan: la educación pública no está formando ciudadanos preparados. Las pruebas PISA 2022, que  evaluaron a 8787 estudiantes peruanos de 15 años, revelaron que 7 de cada 10 estudiantes peruanos no alcanzaron el nivel mínimo en matemáticas, y que 5 de cada 10 no entienden lo que leen. Esto no se repite en las escuelas privadas, donde el nivel educativo es ligeramente superior. Según el referido examen, 6 de cada 10 alumnos de colegios privados tuvieron un desempeño satisfactorio en matemáticas y 7 de cada 10 entienden lo que leen.

Mientras los colegios públicos evidencian severas deficiencias, las instituciones privadas parecen ofrecer mejores resultados. ¿Por qué la educación se condiciona al poder adquisitivo de las familias? ¿Acaso no todos los peruanos merecen una educación pública de calidad? ¿Será que a nuestra clase política le conviene seguir gestando ciudadanos poco preparados y sin capacidad de discernimiento?

MÁS INVERSIÓN, PERO SIN CAPACIDAD DE GESTIÓN 

Para la economista y directora de la Asociación de Contribuyentes del Perú, Camila Costa, el problema no es la falta de dinero, sino su mala gestión. Cifras del MEF revelaron que, en 2024, el presupuesto para educación ascendió a S/48,854 millones, según Consulta Amigable del MEF.

Recordemos que los gobiernos locales no sólo concentran un millonario presupuesto, sino que también ofrecen miles de puestos laborales a profesionales poco idóneos para gestionar estos recursos. Un informe de la ACP identificó que los municipios provinciales y distritales reciben anualmente más del 70% del presupuesto público dirigido a obras de infraestructura, pese a que esto no garantiza más proyectos de calidad.

Una de las propuestas que podría contribuir a mejorar el nivel educativo de los estudiantes peruanos son las Escuelas del Bicentenario, un proyecto del Estado para mejorar la infraestructura educativa con la construcción de colegios modernos en menos de dos años bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno (G2G). Si bien su alcance es limitado, este modelo demostró ser efectivo. Entonces, ¿por qué no se aplica de manera masiva?

MEJOR EDUCACIÓN, MEJORES VOTANTES

Aparentemente, la brecha entre los resultados obtenidos en las pruebas PISA 2022 entre los colegios públicos y privados refleja que el acceso a una educación de calidad está condicionado por la capacidad de pago de las familias. Mientras las escuelas privadas cuentan con mejores infraestructuras, docentes capacitados y materiales adecuados, en las instituciones estatales los estudiantes deben lidiar con aulas en mal estado, falta de libros y profesores mal remunerados.

A puertas de las elecciones generales de 2026, es válido cuestionarse: ¿A quién le conviene un sistema educativo público deficiente? Tal y como mencionó el presidente de la Asociación de Contribuyentes del Perú, José Ignacio Beteta, cuando la población carece de herramientas para el pensamiento crítico, es más susceptible a los discursos populistas y las promesas vacías. Un ciudadano que no entiende lo que lee difícilmente cuestionará las propuestas de caracter populista de un candidato y, mucho menos, exigirá rendición de cuentas.

“Si realmente se quiere transformar el país, la educación debe ser la prioridad. No basta con asignar presupuesto, es necesario ejecutar de manera eficiente los recursos, mejorar la capacitación docente y reformar el modelo educativo”, sentenció.

Gabriela Llontop Periodista y redactora

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