480 horas en declarar y pagar impuestos
Las cifras macroeconómicas peruanas maquillan una realidad inaceptable: en Perú, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) lidera el enquistamiento de una casta burocrática y una serie de normas anti contribuyentes.
El problema en Perú no es la informalidad, es la formalidad. El costo de ser formal es altísimo y solo sirve para mantener un estado, funcionarios y políticos que gobiernan de espalda a los contribuyentes, especialmente de espaldas a la clase media.
En el 2024, ser formal se volvió otra vez más difícil gracias a una serie de medidas gubernamentales que, lejos de incentivar el crecimiento de las empresas formales que sostienen la economía del país y generan empleos, parecen desincentivar la formalidad asfixiando a las empresas con impuestos, regulaciones excesivas y un entorno de inversión inseguro. Veamos algunas de las que el MEF o el Ejecutivo han creado.
- Impuesto a los Servicios Digitales
El Congreso aún no deroga esta ley, pero esperamos que lo haga apenas se pueda. La aplicación del IGV a servicios digitales, justificada en tecnicismos legales y una supuesta obligación de la OCDE (organización que quita competitividad a través de sus políticas igualitarias) llegó en el peor momento y con las peores intenciones. Su implementación tiene implicaciones negativas especialmente para emprendedores y la clase media. Y todo, ¿para qué? Para parchar el déficit fiscal generado por esta burocracia que engorda en planillas y mantiene Petroperú.
- Restricciones en el uso del crédito fiscal
El crédito fiscal ha sido una de las herramientas más importantes para que las empresas manejen sus obligaciones tributarias. Este beneficio permite a las empresas descontar el IGV pagado por sus compras, del IGV que deben pagar por sus ventas. Sin embargo, un cambio reciente reduce el plazo para registrar las facturas y acceder al crédito fiscal, pasando de 12 meses a solo 1-3 meses. Esto obliga a las empresas a acelerar sus procesos administrativos y, en muchos casos, se eleva considerablemente el riesgo de perder el derecho a utilizar este beneficio si no cumplen con los plazos establecidos.
- Mayor rigidez en el teletrabajo
A pesar de que la tendencia en las relaciones de trabajo está orientada a migrar hacia esquemas más flexibles, priorizando la confianza (antes que una estricta supervisión) complementada con una mejor calidad de vida (ejercicio de vida familiar y personal de manera proporcional y mesurada), las últimas modificaciones a la ley de teletrabajo van en sentido contrario.
Las modificaciones planteadas hace unos meses atrás, impiden al teletrabajador abandonar el lugar habitual de teletrabajo y realizar actividades particulares. En este último caso, si las realiza, deberá justificarlas. No presentar justificación constituye una falta disciplinaria grave, siendo causal para disponer la reversión automática de la modalidad de teletrabajo.
- Perfiles de Cumplimiento Tributario de la SUNAT
El Decreto Supremo 320-2023-EF ha otorgado a la SUNAT nuevas facultades para clasificar a las empresas según su comportamiento fiscal. Este sistema de calificaciones en vez de premiar a los contribuyentes que cumplen rigurosamente con sus obligaciones tributarias, lo único que hace es avergonzar, exponer y sancionar a aquellos que, por distintas razones, no lo hacen, incluso por motivos debatibles y no graves.