Alfredo Lindley-Russo a municipalidades: «Se tiene que escuchar a las empresas que son las que traen la inversión local»
Los alcaldes distritales de San Isidro, Miraflores, La Molina, Surco y otros son cuestionados por emitir ordenanzas municipales que ahuyentan la inversión privada y que son consideradas barreras burocráticas. Por ejemplo, de manera irregular paralizan proyectos inmobiliarios, restringen el uso de los espacios públicos para fines recreativos de forma arbitraria y más, generando malestar entre los propios vecinos y dejando sin empleo a decenas de familias en plena recesión económica.
Vigilante.pe conversó con el abogado especialista en estrategias relacionadas con barreras burocráticas y simplificación administrativa, Alfredo Lindley-Russo, respecto a qué mecanismos podrían aplicarse para mejorar la inversión privada sin dejar de regular temas básicos que mejorarán la vida de los vecinos de un distrito, el especialista hizo hincapié en la importancia de la apertura y diálogo al momento de tomar decisiones dentro de una comuna y afirmó que así como se toma en cuenta la opinión de los contribuyentes, también es necesario escuchar a las empresas, aquellas que fomentan el crecimiento de la economía nacional y generan nuevos puestos de trabajo.
“Como la empresa no emite votos en las urnas y los vecinos sí eligen a los alcaldes, es más fácil satisfacer al vecino que satisfacer a las empresas. Creo que pueden haber procedimientos en la toma de decisión regulatoria de las entidades que perfeccionen el resultado final con mayor apertura. Tienen que estar incluidos los vecinos, pero no son los únicos. También se tiene que escuchar a las empresas que son las que traen la inversión local”, finalizó.
Sobre las decisiones ediles que afectan las inversiones inmobiliarias. En esa línea explicó que toda norma impuesta por el Estado puede obstaculizar la inversión en cierto punto, pero que esto no significa que todas las ordenanzas o decretos sean malos y frenen la actividad económica en el país. La única forma de reconocer si una norma es buena o mala es observando si está bien diseñada, pues de esto dependerá el impacto, sea positivo o negativo, en el corto o mediano plazo.
“El problema no es que exista la regla, el problema es que la regla no está bien diseñada. Las municipalidades tienen que tener parámetros urbanísticos, tiene que definir alturas, tienen que definir dotaciones de estacionamientos. Si no se regulan, cada quien hace lo que quiere y viviríamos en un mundo donde nos atropellaríamos unos a los otros”, señaló.
En la misma línea, mencionó que las ordenanzas municipales son útiles para mantener una convivencia social armónica dentro de un distrito, tanto en Lima como en el interior del país, pero el problema inicia cuando las reglas de juego no cuentan con una explicación que satisfaga a todas las partes involucradas. Por ello, el experto agregó que estos problemas surgen cuando “las municipalidades toman decisiones sin haber hecho ningún tipo de evaluación, análisis o estudio”.