Javier Milei y el precio de su victoria, por José Ignacio Beteta
Chile se gestó como un país liberal, democrático y casi del primer mundo gracias a la dictadura del General Augusto Pinochet. Les guste o no, fue durante su gestión que se construyeron las bases institucionales de un Estado Chileno moderno, ordenado y eficiente.
Pero el precio de la victoria de Pinochet fue que la izquierda construyó una narrativa, validada en parte por la realidad, en la que capitalismo y liberalismo se asocian con dictaduras conservadoras. Y nos empaparon de esta narrativa falaz y malintencionada con miles de libros, artículos, películas, documentales, poemas y canciones.
Perú se desarrolló como un país mucho más moderno y ordenado gracias a los 10 años de Alberto Fujimori en el poder. Les guste o no, en su gestión y con su firma, se redactó la Constitución de 1993 y se crearon o reformaron la mayoría de entidades regulatorias, económicas y sectoriales que hoy le dan algo de orden a nuestro sistema.
Pero el precio de la victoria de Fujimori fue que la izquierda construyó la narrativa del “fujimontesinismo” neoliberal, corrupto y violador de derechos humanos, validada en parte por la realidad. Y nos empaparon de esta narrativa falaz y malintencionada con miles de libros, artículos, películas, documentales, poemas y canciones.
¿A dónde quiero llegar con estos ejemplos? A dos reflexiones. La primera. Javier Milei tiene una gran responsabilidad en sus manos. Y si le va mal o no logra alcanzar al menos algunas de las metas que planteó, si no gobierna bien, si no es un buen presidente, si se descontrola o no tiene prudencia, los enemigos de la libertad nos volverán a cobrar el precio de su victoria deslegitimando el liberalismo a través de él e inventando alguna nueva narrativa, penosamente, validada en parte por la realidad. Así como lo hicieron a través de Pinochet y Fujimori.
La segunda. que el precio del que hablo lo pagamos quienes defendemos los valores de la libertad y es un precio intangible y de largo aliente. Cuando nuestros líderes no hacen bien las cosas, los costos en el debate de las ideas son mucho mayores que los beneficios. Es titánico debilitar o eliminar estas narrativas que se crean luego, y con ellas la izquierda latinoamericana ha hecho mucho daño, muchísimo daño.
Espero por el bien de Argentina y de la región, pero sobretodo por el bien de la defensa de la libertad de la persona frente al colectivismo estatista, que Javier y quienes gobiernen con él sean conscientes de la gran responsabilidad que pesa sobre sus hombros. Tendrá demasiados enemigos y obstáculos, demasiadas taras culturales que vencer, especialmente en un país tan paternalista, estatista, populista y malacostumbrado al subsidio, pero si lo logra, si sale airoso de esta batalla, los frutos pueden ser impresionantes, nunca antes vistos.
**Publicado originalmente en Opinión del diario Gestión.