Asesinan a líder asháninka: el vínculo entre la violencia y el cultivo de hoja de coca
El líder asháninka de la región Junín y dirigente del Comité de Autodefensas del Río Tambo, Santiago Contoricón, era conocido por su férrea postura en contra del cultivo ilegal de coca, por trabajar en pro de la seguridad de los pueblos cercanos a su comunidad y por enfrentarse a los narcotraficantes de la zona que pretendían utilizar sus territorios y ríos para trasladar cocaína hacia el río Ucayali.
Estas son las razones por las que se presume que su cruel asesinato (baleado varias veces frente a su esposa e hijos) fue perpetrado por miembros del narcotráfico que se establecieron alrededor la comunidad de Río Tambo, zona que precisamente se encuentra en medio del Vraem, la cuenca cocalera más grande del Perú.
El asesinato de Contoricón puso en alerta a las autoridades, que demostraron pasividad para afrontar la problemática, sobre los otros líderes indígenas que también son amenazados. Esta situación nos permite reconocer que el narcotráfico y la violencia es más compleja: ¿se puede vincular este asesinato con el aumento del cultivo ilegal de la hoja de coca y la violencia?
VIOLENCIA E ILEGALIDAD DE LA MANO
De acuerdo con un informe de la Asociación de Contribuyentes de Perú, actualmente existen 13 regiones (Junín, Ucayali, Loreto, Puno, Huánuco, San Martín, Amazonas, Ayacucho, Pasco, Madre de Dios, Cajamarca, La Libertad y Cusco), 45 provincias y 169 distritos con presencia intensiva de cultivos de coca. En concreto, son 19 zonas afectadas donde el cultivo de hoja de coca alcanza las 80,681 hectáreas, siendo, la mayor parte, del Vraem. A este escenario se suma la fuerte presencia de narcoterroristas, que produce violencia a niveles extremadamente altos.
Un punto esencial del informe es que evidencia que incluso las protestas que se vivieron a nivel nacional a inicios de este año tendrían relación directa con el narcotráfico. Este análisis corroboraría la existencia de una organización de violentistas que estarían encabezados por dirigentes con fines políticos o líderes de sectores vinculados a negocios ilícitos como el narcotráfico, el cultivo de coca, la minería ilegal, entre otros.
Cabe recordar que existe una agenda, que se impulsó durante el gobierno de Pedro Castillo, para la industrialización de la hoja de coca y abrir el padrón cocalero, lo que iba a permitir, según especialistas, que el país se encamine al narcoestado, situación en la que Contoricón estaba abiertamente en contra.