“Va a propiciar la informalidad y desprotección para los trabajadores”, dice Cilloniz sobre cambios en el régimen laboral del sector no tradicional
El 20 de febrero la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Congreso, presidido por Sigrid Bazán, aprobó por segunda ocasión, por mayoría, el Proyecto de Ley N.° 805/2021-CR, presentado por el congresista Jaime Quito de Perú Libre, la cual busca modificar el régimen laboral de los trabajadores de la exportación no tradicional para incluirlos en el régimen laboral de la actividad privada, previsto por el Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral.
De aprobarse la iniciativa, el impacto negativo se evidenciarán en la empleabilidad e, incluso, podría abrir camino a más informalidad. Para conocer más de esta situación, Vigilante.pe conversó con Fernando Cilloniz, exgobernador de la región Ica y agroexportador.
¿Cómo evalúa la posible aprobación del Congreso a la iniciativa sobre el sector no tradicional?
Si es que el Congreso persiste en imponer la estabilidad laboral absoluta haría inviable el trabajo de todas las actividades económicas que tienen estacionalidades. La industria textil, útiles escolares, turismo o la pesca, todas tiene una connotación estacional. Por ejemplo, el turismo tiene vacaciones, fiestas patrias, semana santa, etc. La agricultura tiene estacionalidades, cada cultivo tiene su temporada de cosecha, de poda, etc.
Lo que han hecho estas industrias es contratar temporalmente y de manera formal a los trabajadores y por su puesto dejan de trabajan cuando se terminan las tareas.
¿Existen beneficios de esta modalida de trabajo?
Lo mejor de todo ha sido el resultado: empleo formal con seguridad social, con vacaciones, con compensación con tiempo de servicios, todos los beneficios sociales pero flexible, ha habido pleno empleo. No entendemos por qué pretenden poner rígido el régimen laboral para exportación.
Al imponer la estabilidad laboral absoluta, que es lo que se deduce de los esfuerzos del Congreso, harían inviable todas las actividades económicas que tienen estacionalidades. Lo que han hecho estas industrias es contratar trabajadores formalmente y dejan de trabajar de acuerdo a las tareas. Muchos trabajadores trabajan en varias empresas, dando como resultado una gran generación de empleo formal con una gran seguridad social. Esta propuesta va a propiciar la informalidad y desprotección para los trabajadores.
Teniendo en consideración este escenario, ¿hay una buena intención con esta iniciativa?
La intención podría ser buena, pero el resultado va a ser muy negativo y eso es muy frecuente en las leyes peruanas. Sin ir muy lejos, la ley general del trabajo es un fracaso. Es una ley muy rígida para las empresas. Supuestamente muy favorable para los trabajadores, pero esa ley aparentemente favorable ha generado tanta informalidad que el Perú es uno de los países más informales del mundo. No se trata de legislar de acuerdo a las intenciones, hay que tener una visión práctica. Si esto genera informalidad, pues no debería de promulgarse.
Es inviable que esta ley de estabilidad laboral, sobre todo en estas industrias. En exportación no cabe, es inviable. Aparecerían muchos servicios informales porque la contratación sería imposible en los términos que dice la ley y aparecerían empresas de servicios que ofrecerían labor de una empresa a otra. Se buscaría la forma de evadir lo que están pensando los congresistas.
¿Este impacto podría amenazar la productividad y la competitividad de las empresas de cara el mercado internacional?
Sí, todo está encadenado. La economía nacional va a sufrir los estragos de esta movida del Congreso. El encarecimiento del empleo le resta competitividad a la industria, la industria dejaría de contratar formalmente, se promueve la informalidad y se vuelve un círculo vicioso. Es una ley que va a propiciar círculos viciosos y el resultado será desempleo e informalidad. No hay forma de esperar de esta ley mayor empleo formal, imposible. Entonces, es una ley muy negativa y se nota mucha ignorancia en estricto sentido de la palabra y hasta muy mala fe.