Ciudadanía se moviliza para hacer respetar sus derechos ante protestas violentas y vandalismo
Ciudadanos de Arequipa, Apurímac, Cusco y otras regiones exigen el cese de la violencia en las protestas que se realizan en todo el país y que, hasta el momento, han dejado siete muertos, cientos de policías heridos, instalaciones publicas y privadas quemadas, y millones de soles en pérdidas. Peruanos rechazan a los infiltrados y el uso de la violencia como herramienta para el reclamo.
La ola de violencia que se desató en medio de las protestas que exigen la liberación del golpista Pedro Castillo, el cierre del Congreso, la instauración de una Asamblea Constituyente generó la indignación de miles de peruanos que salieron a protestar de manera pacífica para que la violencia cese.
Hasta el momento, la Defensoría del Pueblo informó de la muerte de siete personas producto de las protestas, más de 120 policías heridos, decenas de instalaciones gubernamentales atacadas, el ataque a plantas mineras y de hidrocarburos, el incendio de aeropuertos y de propiedad privada como las sedes de Gloria, Laive, Danper y otros. A ello se suman saqueos a tiendas y empresas de turismo de emprendedores que no acataban el paro convocado por los protestantes. Todo ello generó una paralización total de las actividades económicas y, por ende, la pérdida de millones de soles para los emprendedores, empresarios y ciudadanos.
Las regiones afectadas por esta situación son Apurímac, Ica, Cusco, Moquegua, Tacna, Puno, Arequipa, Huánuco, Ucayali, Junín, Ayacucho, Cajamarca y Lima.
En ese contexto, los propios ciudadanos y manifestantes de Huancavelica y Cusco se percataron que algunas personas utilizaban la violencia como forma de “protestar” y reclamaban por el uso de gasolina para incendiar locales de la Fiscalía o del Poder Judicial, los saqueos a tiendas y el uso de armas hechizas para atacar a la Policía. Incluso, se conoció del uso de dinamita contra las fuerzas del orden y cómo en Abancay los propios ciudadanos eran amenazados, si no salían a protestar. “Verán las consecuencias”, dijo un hombre la noche del lunes martes 13.
Es por eso que en medio de la ola de violencia que se desató en sus regiones, cientos de ciudadanos salieron a recorrer las calles exigiendo a los violentistas terminar con su forma de protesta y que si desean seguir manifestando su insatisfacción contra el gobierno, que lo hagan de manera pacífica y sin atentar contra el resto de peruanos.
La primera voz de reclamo se dio el martes 13. Ciento de ciudadanos, de manera espontánea, recorrieron las calles de Abancay a una sola voz: “Apurímac somos todos y no a la violencia». Durante su recorrido retiraron las piedras y otros objetos colocados por protestantes violentos. «No al vandalismo, Apurímac, somos todos», continuaron hasta que llegaron a la Plaza central de la ciudad para organizar otra manifestación pacífica.
Esta forma de protestar contra la violencia se replicó en Cusco, donde cientos de peruanos recorrieron las calles de la ciudad imperial exigiendo el cese de la violencia y de los saqueos que se registraron en diversos puntos de la ciudad. «No a la violencia, queremos paz», exclamaban los cusqueños, quienes se movilizaron usando ropa blanca en señal de paz.
Arequipa no fue la excepción. Cientos de arequipeños se movilizaron por diversas calles de la ciudad blanca exigiendo paz. Así, en respaldo del trabajo que la Policía realizó para impedir que la violencia escale, los ciudadanos cantaron el himno de la región.
Por su parte, la presidenta, Dina Boluarte, remarcó su intención de convocar a las elecciones generales lo antes posible en respuesta al reclamo popular y marcó su postura en contra de la violencia desatada por grupos extremistas que han sido plenamente identificados. “Ni la violencia ni el radicalismo acabarán con un gobierno legal. No hay espacio para el miedo, sino para la valentía y esperanza para un país que merece más de sus políticos”, dijo la mandataria.