Tensión China-EEUU: ¿Cuál es la importancia estratégica y económica de Taiwán?
Cuando la guerra de Rusia en Ucrania va rumbo a cumplir seis meses sin solución a la vista, otro conflicto político y militar ha escalado peligrosamente en otra región del planeta. Acá te contamos qué está pasando.
La visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Represantes de Estados Unidos, a Taiwán desató la inmediata reacción de China, y encendió la tensión política y militar entre las dos mayores economías del mundo. «Los que juegan con fuego se quemarán», dijo la cancillería del gigante asiático.
Las consecuencias de la visita de Pelosi son aún impredecibles. La presidenta de la Cámara de Represantes de EEUU es la autoridad de más alto rango de Washington en visitar la isla en 25 años.
China por su lado dijo que la visita es una «seria violación de su soberanía nacional y un desafío a su principio de «una sola China», y como primera represalia realizó ejercicios militares y movilizó buques de guerra en las cercanías de Taiwán.
El régimen de Pekín ve a la isla como una provincia rebelde que se reunificará a China tarde o temprano, con el uso de la fuerza si es necesario.
Por su lado, Taiwán se considera un país independiente, con un gobierno autónomo y democrático, pese a que nunca ha declarado oficialmente su independencia.
Pero, ¿por qué Taiwán tiene importancia estratégica y económica?
i) Por su ubicación
Esta isla esta a 120 kilómetros de la costa suroriental de China continental, zona marítima en la que Pekín busca aumentar su dominio y que se conoce como «primera cadena de islas», formado por aliadosde EEUU y cruciales para su política exterior.
«Una especie de barrera geográfica que va desde el sur de Japón, pasa por Taiwán, Filipinas y corre hacie el mar del sur de China. Es un concepto de la Guerra Fría», explica a la BBC Mundo Zeno Leoni, especialista en orden internacional, defensa y relaciones entre China y Occidente en el Kings College de Londres.
Por ello, el estatus de Taiwán es de suma importancia geopolítica tanto para Occidente como para China.
Según expertos, si Taiwán se anexa a China, el gigante asiático podría aumentar su poder en la región del Pacífico y hasta amenazar a bases militares de EEUU como las de Guam y Hawái.
«Taiwán es una especie de eslabón perdido de China para cimentar su defensa de cualquier conflicto en los mares del sur y el este», dice Leoni.
ii) Por la relevancia de su economía
La economía taiwanesa es clave en el mundo, porque produce los chips para gran parte de los dispositivos electrónicos (celulares, computadores, relojes, consolas, etc) que se usan en el mundo.
De hecho, una empresa de la isla, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), controla la mitad del mercado global de esta industria. En 2021, TSMC valía US$100.000 millones.
Así, una reunificación le daría a Pekín el control de una industria clave. «China y EEUU compiten por el desarrollo de estas tecnologías. Si estos chips terminaran en manos chinas, es posible que Occidente pierda acceso a ellos, tenga que producirlos y los precios subirían mucho», apunta Leoni.
iii) El estatus de Taiwán
La isla estuvo bajo control de China en el siglo XVII, cuando la dinastía Qing comenzó a administrarla. Pero tras la derrota en la primera guerra sino-japonesa, Taiwán pasa a manos de Japón en 1895.
Taiwán volvió a los dominios de China en 1945 después de que Japón perdiera la Segunda Guerra Mundial, pero luego vino una guerra civil en China continental entre fuerzas nacionalistas del gobierno lideradas por Chiang Kai-shek y el Partido Comunista de Mao Zedong.
Vencieron los comunistas en 1949 y tomaron el control de Pekín. Chiang se refugió en la isla de Taiwány junto con lo que quedaba de su ejército nacionalista y proclamó la República de China en ese territorio e impuso una dictdura de facto.
Pero Chiang Ching-kuo, hijo de Chiang, que heredó el poder en la isla, inició proceso de democratización por la presión social que se oponía cada vez más al régimen.
Pekín alega que, históricamente, Taiwán fue una provincia china, pero muchos taiwaneses dicen, también en base a la historia, que nunca formaron parte del Estado moderno de China, que se formó por primera vez tras la revolución de 1911; y tampoco de la República Popular de China establecida por Mao en 1949.
En 1971, la ONU reconoció oficialmente al gobierno de Pekín y la República Popular China. Desde entonces, Taiwán tiene pocos aliados. De hecho, solo 15 naciones en el mundo, entre ellos algunos países en América Latina y el Caribe, reconocen a la isla como un país soberano.
Perú no es uno de ellos. En Sudamérica, solo Paraguay lo hace; en Centroamérica reconocen al gobierno de Taipéi los países de Honduras, Guatemala y Belice. Panamá también formaba parte de este grupo, pero rompió sus relaciones diplomáticas con Taipéi en 2017.
Esto en parte porque China no acepta tener relaciones con los países que reconocen a la isla, aunque en la práctica la mayoría de gobiernos han aceptado una especie de ambiguedad en la que Taiwán conserva virtualmente las características de un Estado independiente, aunque su estatus legal no esté claro.
En el caso de EEUU, su política ha sido de «ambigüedad estratégica», pero no se sabe si defendería a Taiwán en caso de un conflicto bélico con China.
Sin embargo, en mayo pasado, el presidente estadounidense Joe Biden pareció endurecer su posición al decir que sí apoyaría militarmente a Taiwán de ser necesario.