Editorial: Qué pasaría si la izquierda…, por José Ignacio Beteta
Sabemos que hay varias izquierdas, así que especificaré que en este editorial me refiero a la izquierda más educada y profesional, esa que es más joven, se quiere parecer a la progresista europea y no le teme a las libertades económicas y civiles. Y sobre ella vengo pensando hace un tiempo y me imagino cosas… Les cuento qué.
Qué pasaría si la izquierda dijera “capítulo cerrado: que Fujimori se vaya a su casa” en vez de seguir gritando, gimiendo y aullando desesperadamente “crucifíquenlo, crucifíquenlo” como fariseos frente a Jesús en la cruz. ¿Saben qué pasaría? La mitad del país se sorprendería y luego diría “caramba, vienen tiempos de paz, la polarización se acaba”. Sería una gran victoria para la izquierda democrática; perdonar a Fujimori implicaría que son ellos los que cierran el capítulo, reforzando no solo su autoridad moral (esa que se ufanan de tener) sino mostrando que están por encima de los rencores del pasado. Tremenda jugada.
Qué pasaría si la izquierda dijera “Castillo no puede seguir gobernando si no aclara punto por punto todos los cuestionamientos en su contra” en vez de atacar al Congreso, generalizando, metiendo a todos los congresistas en un solo paquete, llamándolos golpistas, DBA y de tantas otras formas. ¿Saben qué pasaría? El poder político de turno perdería el poder que tiene y entonces el ciudadano se sentiría más entendido, acompañado y empoderado frente al Estado y la mafia que lo copa. Si la izquierda se pusiera del lado del ciudadano, el emprendedor, el empresario, el contribuyente, en vez de defender a “su político de izquierda” y atacar a la derecha, tendría más autoridad moral para tentar una nueva victoria (esta vez con mejores cuadros) en el 2026.
Qué pasaría si la izquierda se planta firme en la defensa de la propiedad privada y denuncia la complicidad de ministros y autoridades como Mirtha Vásquez que en su momento se comprometieron a defender a los delincuentes que quemaron minas, las capturaron, o les quitaron el agua y la luz, perjudicando a miles de trabajadores humildes y honestos. ¿Saben qué pasaría? Cada vez menos grupos sediciosos y subversivos tendrían las agallas para volver a violentar la propiedad pública o privada, la Policía no tendría miedo de reducir a estos delincuentes y el sistema judicial sería duro con ellos, dado que sentiría el apoyo de la prensa “de izquierda”, esa que tiene mucho poder en provincia.
Y qué pasaría si todo esto que imagino pasara de verdad. Bueno, tendríamos una izquierda más legítima, fuerte, confiable, creíble, y le pondría la valla muy, muy alta a la derecha, hoy sin liderazgo y confundida, en las siguientes elecciones. El panorama de por sí ya es muy incierto, oscuro e impredecible. Escenarios o fantasías como estas que me imagino podrían mover positivamente el tablero y darnos un poco de unidad, paz, optimismo, así no compartamos las mismas ideas y principios.
Pero ya saben, yo siempre fui muy imaginativo, y la mayoría de las veces lo que imagino no se cumple ni se vuelve realidad. Felizmente.