EDITORIAL: El toque de queda fácil, por José Ignacio Beteta
Desde ayer 5 de enero, circulan miles de noticias con la frase “el MINSA confirmó que el Perú afronta una tercera ola…”. Y los diarios más tradicionales no tardaron en acompañar sus notas con afirmaciones similares indicando las nuevas medidas que el gobierno implementará.
Una de las primeras: “Pasan de alerta moderada a alta: Ica, Pisco, Cusco Cajamarca, Jaén, Piura, Sullana, Talara, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Santa, Puno, Lima, Huaura, Callao, Bagua, Chachapoyas, Tacna, Huancayo, Satipo Mariscal Nieto, Ilo y Tumbes”.
Con este cambio en el nivel de riesgo, automáticamente el toque de queda en estas provincias iniciará a las 11:00pm. Y si bien es cierto, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) evalúa cada dos semanas las medidas que dicta, el impacto de esta en particular no es irrelevante.
Cientos de miles de pequeños negocios de comercio, entretenimiento, alimentación y turismo verán recortados sus ingresos. Miles de trabajadores temporales como cocineros, meceros, agentes de seguridad, personal de limpieza y hostelería, probablemente perderán también su trabajo.
Y entonces la pregunta que cae de madura es, ¿no fue acaso suficiente el fracaso del 2020-2021 para darnos cuenta de que los toques de queda no reducen los contagios ni las muertes? Sí lo hacen, en cambio, la provisión de camas, oxígeno y medicamentos, el control de aglomeraciones, la aceleración del proceso de vacunación y la constante toma de pruebas moleculares.
Es cierto que tenemos un aumento de casos de la variante Ómicron en diversas regiones del país, y se deben reforzar las medidas sanitarias. Sin embargo, ante una variante menos letal, pero mas contagiosa, el dato importante para optar por medidas restrictivas tiene que ver con la saturación del sistema (provisión de camas, oxígeno, medicinas y pruebas), no solo con el aumento de casos. Qué fácil es encerrar de nuevo al ciudadano. Qué difícil exigirle al Estado que cumpla con lo que promete: un sistema eficiente, universal, gratuito y equitativo de salud.
Tomar medidas fáciles pero radicales como la ampliación del toque de queda, sin el sustento adecuado y sin considerar el impacto negativo que tendrá en la salud económica y mental de cientos de miles de emprendedores es por lo menos facilista.
Finalmente, levantar esta noticia y armar toda la parafernalia alrededor el mismo día en que el presidente entra en una investigación preliminar a cargo de la fiscalía, resulta por lo menos sospechoso y una muy buena excusa para distraer la atención de la ciudadanía de su precaria situación política y legal.