EDITORIAL: No se necesitan más audios, por José Ignacio Beteta
Los peruanos nos hemos acostumbrado a vivir en medio de una farándula política. Los domingos, en vez de ser un día de descanso, ocio y meditación, se convirtieron en días en los que “el mercado periodístico” aprendió a lucrar con nuestra angustia.
Este es un círculo vicioso que debe ser cortado en algún punto: en el proceder de la prensa que busca rating antes que cumplir su propósito de información objetiva, en los políticos que nos dan demasiadas excusas para hablar mal de ellos, o en la ciudadanía que, con una mejor educación, sabría balancear su consumo de grasa política saturada.
Por otro lado, esta cultura de escándalo pareciera haber relajado nuestros parámetros morales. No tenemos que contemplar el límite de la suciedad para juzgar un hecho como inmoral. Hemos normalizado a tal punto la corrupción y la inmoralidad, en parte debido a esta cultura farandulera, que no nos sorprende nada y relativizamos actos que son objetivamente perversos.
El presidente Castillo afirmó en su discurso de 28 de julio que no intervendría más en los ascensos de las Fuerzas Armadas. Semanas después, se descubrió como, junto con Cerrón, interfirió desde Palacio no solo en los procesos del Ejército, sino también en los de la Policía Nacional. Eso se llama mentir, y es inmoral.
Ayer Castillo afirmó que sustentaría la aparición de dinero en efectivo en Palacio, demostrando que son parte de una “chanchita” para ayudar a los niños huérfanos. Para empezar, el Estado cuenta con un programa de bonos por orfandad a raíz de la pandemia, y es ese el canal por el cual el Presidente de la República debería encaminar sus esfuerzos, no juntando dinero con su secretario y sobrinos en una casa en Breña.
En conclusión, no necesitamos más farándula, más audios, o más videos. Necesitamos explicaciones. Y en este sentido, la situación de Castillo es la misma que antes de ayer: sigue sin aclarar su participación en reuniones clandestinas y sus vínculos con personajes oscuros. Y para que las dé, teniendo en cuenta que no brinda entrevistas ni conferencias de prensa, quizás el mejor mecanismo sea que se presente al Congreso en el marco de la moción de vacancia que ha sido presentada contra él, y que puede ser pulida el día de mañana.
Aprobar la moción de vacancia hará que Castillo, su abogado, o ambos, asuman con madurez la situación crítica en que se pusieron libre y voluntariamente, y por la cual, no nos hubiera sorprendido la renuncia de Francke, Torres y Vásquez, tres ministros que supuestamente representan a la izquierda honesta, democrática e institucional. Estamos seguros de que ellos también necesitan mejores explicaciones, no mas audios, videos o farándula política.